04 abril, 2014

Signos Etéreos: Capítulo 9

La busqueda de las esencias ha llevado a Jacs y a Kira a alta mar y ahora, a un nuevo continente, en donde encontrarán nuevos peligros y uno que otro conocido. Acompañá a este par en la primera parte de su travesía por el desierto en este nuevo capítulo de Signos Etéreos.

Nombre: Jacs Rengard
Residencia: Pueblo Sunabi

Jacs es un joven que fue criado por su madre y por sus abuelos en una granja en las afueras del pueblo Sunabi, situado a las orillas del bosque gris, por lo que se le considera uno de los asentamientos humanos más remotos. Aprendió el arte del combate con espada de su abuelo, quien desde pequeño tomó el papel de su padre después de que éste muriera repentinamente. Las razones de su muerte nunca le fueron revelta años después.

A la edad de 17 años su abuelo también muere en extrañas circunstancias por un asesino misterioso, lo que lo hace emprender un viaje para vengar la muerte de su querido abuelo. Es así como empieza su aventura…


Nombre: Kira Lenndraken
Residencia: Ciudad Paragon

Criada en el seno de una familia de hechiceros respetables de clase alta, aprendió desde muy temprana edad a usar la magia gracias a un riguroso entrenamiento para estar a la altura de las expectativas de su padre, quien antes de que ella y sus hermanas nacieran ansió tener un hijo varón que siguiera sus pasos para formar parte del consejo mundial de hechiceros.

Fuera de su carácter impaciente y temperamental, es una disciplinada estudiosa de la magia. A pesar de dominar y conocer muchos tipos de magias se especializa en magia de agua, a la que ha dominado a la perfección. 






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Titulo: A la conquista del pueblo salvaje: Travesía por el desierto parte 1
Escenario: En un barco a punto de llegar a la costa
Tiempo: Dos meses de viaje en barco
Personajes: Jacs y Kira

Después de la búsqueda de la esencia del viento, misma que fue robada por Valtron, Jacs y Kira viajan al suroeste cruzando una pequeña franja marítima en barco para ir tras la pista de la esencia de tierra, en un nuevo continente.

Los dos se encuentran en la proa de un gran barco, que está a punto de llegar al muelle.

Kira -tonto, tonto, tonto... –le repite a su compañero sin cesar una y otra vez, en tono aburrido.

Jacs -¿Quieres dejar eso ya?, hace más de dos meses que sigues enojada por que Valtron se llevó la esencia del viento.

Kira –Y lo seguiré estando hasta que la recuperemos. Un medallón de tierra es reemplazable, ¡pero la esencia es única en su tipo!, mientras él tenga esa esencia, tiene ventaja sobre nosotros.

Jacs -¿Ventaja?, pero si nosotros tenemos las esencias de fuego y agua. Además, ahora sólo cuenta con el poder del viento, ya que nos quedamos con su medallón de tierra.

Kira -¿Y no te has puesto a pensar en la posibilidad de que haya huido con la esencia?

Jacs -Él volverá por su medallón, es un mercenario y un cazarecompensas. Es evidente que alguien le pagó para aniquilarnos.

Kira –Querrás decir que alguien le pago para aniquilarte a ti. –Tras lo cual hace una breve pausa y suelta un suspiro-. No tiene caso discutir contigo...

Finalmente el barco llega finalmente a puerto permitiéndoles desembarcar. Una vez tocan tierra, ambos dejan el bullicioso muelle adentrándose en el desierto. Las horas pasan lentamente bajo el sol abrasador sin que ellos puedan ver más allá de un árido y monótono paisaje que parece no tener fin. Cuando llega la tarde divisan algo en el horizonte que resulta ser un pueblo que parece estar abandonado. Al llegar al lugar, comprueban que no hay nadie a la vista.

Jacs –Este lugar parece pueblo fantasma...  –deduce al no ver signos evidentes de actividad.

Kira -Pues con este calor, no creo que nadie viva aquí –agrega cubriéndose la frente con una mano del inclemente sol-. ¿Quién querría vivir en un lugar como este?

Jacs –Pues entonces tendremos que ver si hay provisiones por aquí, la esencia está todavía  lejos de nosotros.

Kira -¿Aún estamos lejos de ella? –inquiere en tono quejumbroso-, Jacs, no sé si resista caminar con este calor hasta allá. –dejándose caer de rodillas al suelo.

Jacs -¡Ánimo!, tú eres muy fuerte –le dice para animarla al tiempo que le da una fuerte palmada en la espalda mientras ella sigue de rodillas, lo que la hace caer de cara al piso. Ella se levanta de inmediato, furiosa y lista para golpearlo cuando escucha algo.

Kira -¿Hum?, ¿oíste eso?

Jacs -¿Qué? Yo no oí nada.

Kira -Ahora vuelvo, voy a investigar –dando unos pasos, dejando atrás a Jacs.

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Con toda calma, Jacs se sienta en el pórtico  de la primera casa que encuentra para refugiarse de los rayos del sol de la tarde mientras espera a su compaéra. Entonces nota que cerca de él, en el piso, hay un vaso con agua fresca. Se levanta de un salto y se dirige con intención de tomarlo cuando siente por detrás el cañón de una pistola apuntándole directamente a la cabeza mientras una voz amenazante detrás de él que le dice: -¡Quieto! ¡No intentes nada y no te muevas!  –Por un momento Jacs considera sacar su espada y hacerle frente al enemigo, pero cae en cuenta que sería absurdo intentar ganarle a la bala estando tan cerca de su cabeza, por lo que alza las manos en señal de rendición.

Mientras tanto, Kira revisa detrás de una casa sin encontrar nada relevante, por lo que decide regresar con su compañero cuando de pronto escucha al hombre tomar por sorpresa  a Jacs. Ella se dispone a ayudarlo, pero antes de que pueda hacer algo, un hombre la toma por detrás cubriéndole la boca con la mano y arrastrándola hasta un callejón. Una vez allí, ella logra liberarse de su captor y le lanza un chorro de agua directo a la boca que lo lanza lejos de allí perdiendo progresivamente sus dientes debido a la presión del agua hasta perderse en el cielo.

Kira -¿Pero quién te crees que eres? –dice sacudiéndose las manos-, no soy una niñita indefensa, estúpido.

Entonces recuerda que Jacs está en aprietos, por lo que se apresura a acercarse hacia donde están ellos, pero al ver que varios hombres esposan a Jacs, decide ser prudente y se limita a seguirlos.

Jacs es escoltado por el hombre y otros dos  secuaces hacia un pequeño edificio de un piso que se encuentra en el centro del poblado. Una vez allí, le quitan todas sus armas y lo meten en una celda. Mientras sus ojos se acostumbran a la oscuridad, Jacs nota una silueta que no le resulta desconocida. Resulta ser Valtron, a quien encuentra sentado en una cama, mirando hacia la única ventana de la celda sin siquiera dignarse a mirarlo.

Jacs-¡Valtron! ¿Qué haces aquí?

Valtron -....me capturaron al igual que a ti. –le responde con indiferencia, sin apartar la mirada de la ventana.

Jacs -Pero, ¿por qué? ¿Quiénes son estas personas?

Valtron –No lo sé. Estaba ocupándome de lo mío siguiendo su rastro cuando de repente salieron unos tipos por el frente. Los elimine rápido, pero no me di cuenta de que uno se me acerco y me lanzo una bomba de humo adormecedora. No sé realmente lo que quieran con nosotros, pero de seguro no es nada bueno –entonces aparta la vista de la ventana y le lanza una mirada fría-. Parece que tendremos que cooperar si queremos salir vivos de aquí.

En ese momento un tipo uniformado aparece del otro lado de las rejas, tiene una placa y uniforme de policía, pero su cara, su pelo sucio y sus cicatrices en el rostro y brazos denotan que no está de lado de la justicia –Ustedes dos serán ejecutados en la orca al atardecer. Espero que disfruten su estadía mientras tanto –sentencia sin dejar de sonreir.

Jacs se abalanza hacia los barrotes tras escuchar sus palabras –¡Un momento! ¿Bajo qué cargo estamos siendo juzgados?, si se puede saber.

Sin dejar de sonreír maliciosamente el hombre le responde: –Mi nombre es Garon, el líder de este pueblo. Aquí está prohibido todo tipo de magia que no sea el fuego, además, no tienen permiso de usar esa magia y eso es un grave delito. –tras decir esto, saca de su bolsillo los medallones de Jacs y Valtron que les fueron arrebatados mostrándoselos. –Lo siento mucho, pero estos medallones de oro ahora son míos-. Y tras soltar una carcajada, se aleja de allí, dejándolos solo.

Jacs -¡Diablos! –se lamenta bajando la cabeza- Si tan sólo tuviese mi espada, mi medallón o mi tesoro…

Valtron –Pues yo estoy en la misma situación. Por cierto, ¿dónde está tu amiga loca que maneja magia del agua?

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Jacs -¿Te refieres a Kira? ¡Es cierto!, a ella no la han capturado, aun hay esperanza de poder salvarnos.

Valtron –Pues, yo lo dudo –responde incómodamente.

Entre tanto, Kira espía a prudente distancia el edificio a donde fue enviado Jacs en espera de algún movimiento. –¿Y ahora? –se pregunta-, “¿Cómo se supone que voy a rescatarlo? Hay por lo menos seis sujetos dentro. Todos armados con magia de fuego e incluso algunos portan pistolas potenciadas con encantamientos…

Con cautela, se acerca a la construcción caminando de puntitas entre casa y casa para evitar ser descubierta, entonces siente una mano que la toma del hombro por detrás. Asustada, intenta gritar, pero otra mano se lo impide tapándole la boca. Ella reacciona violentamente tomando el brazo de quien la sujeta lanzándolo hacia el frente. El extraño cae de espaldas al suelo con fuerza.

Es entonces cuando  se da cuenta que no se trata de uno de los hombres que capturaron a su amigo, sino de un simple campesino, que de inmediato se pone de pie pidiéndole disculpas. -¡Espere! ¡No me lastime!  Soy sólo un habitante de este pueblo. Creo que puedo ayudarla a sacar a su amigo de ahí.

Kira –Disculpe usted –dice apenada-, pero como me tomó por sorpresa actué instintivamente. ¿Usted sabe quiénes son esos sujetos?

Ambos asoman la cabeza por una de las ventanas. –Ese tipo- dice el hombre, refiriéndose al hombre grande y sucio que se encuentra postrado en una silla-, era un forajido que se adueñó de nuestro pueblo cuando asesinó a nuestro líder hace poco tiempo. Ahora él junto con sus secuaces gobierna con mano de hierro este lugar explotando a nuestra gente. Con su amigo, sería la décima víctima que sentencia a ejecución en esta semana. Todos los forasteros como ustedes tienen el mismo destino al llegar aquí.

Kira –Si lo que dice es cierto, entonces tengo que encontrar una manera de sacar a Jacs de ahí cuanto antes.

–Si lo desea, puedo indicarle dónde se encuentra las celdas, en donde seguramente tienen a su amigo, pero tendrá que entrar sola y bajo su propio riesgo ya que no me atrevo a desafiar a esos tipos.

Kira –Descuide, déjemelo todo a mí. Una vez que libere a mi amigo, veremos la forma de deshacernos de esos abusivos.

Mientras tanto, el líder de los rufianes descansa en su escritorio examinando meticulosamente con una lupa de joyero los objetos que les quitó a Jacs y a Valtron con gran interés. –Esos tipos tenían cosas de mucho valor afirma mientras observa la gran gema roja que luce el guante de Jacs-. Fue una suerte que esos tontos forasteros se pasaran por un pueblucho tan insignificante como este.

¡Así es jefe! –agrega uno de sus secuaces que se encuentra a su lado.

La puerta del edificio se abre estrepitosamente de repente. Los hombres se ponen en alerta, pero su actitud cambia cuando ver a Kira, que está disfrazada con un vestido amarillo y un sombrero con un adorno en forma de flor en su cabello que la hace ver mayor. -¡Oiga! ¡Quién es usted! –brama el desaliñado jefe.

Kira comienza a fingir que llora sacándose un pañuelo y enjugándose las lágrimas. –Disculpen señores, he venido aquí porque me enteré de que han traído a mi esposo. ¡Estoy tan preocupada por él!

Los bandidos parecen morder el anzuelo, pero su atención se fija en la esbelta y jovial imagen de Kira.

El líder de la banda hace su movimiento acercándosele a Kira, que al percibir su mal olor retrocede, cubriéndose la nariz con una mano. –Y, dígame señorita, ¿cómo es su esposo?

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Kira sigue en su papel, llorando aún más fuerte cuando le preguntan. Es un muchacho más bien joven, que lleva una espada y tiene el cabello azul.

El secuaz le susurra al oído de su jefe  –Debe ser el tonto que está con el otro tipo que capturamos.

Garon hace varias gesticulaciones a la vez que aclara su garganta intentando ser amable con la dama –Sí, aquí lo tenemos, pero… -le dice acercándosele todavía más en un intento de mirar sobre su escote-, ¿Cómo es que una muchacha tan oven como usted está casada?

Sin poder contenerse más, Kira le da un puñetazo tan fuerte que lo tira al suelo y lo hace rodar hasta golpearse con el escritorio en donde estaba sentado momentos antes. El secuaz corre inmediatamente a ayudar a su jefe cuando Kira distingue la coleta de Jacs que sobresale de los barrotes e inmediatamente va a su encuentro dejando a los bandidos atrás en la confusión.

En un principio, Kira lo abraza por entre los barrotes llamándolo por su nombre, pero Jacs se avergüenza y se aleja de ella, incapaz de reconocerla disfrazada.

Jacs –Quie… ¿Quién eres tú?

Kira  -Soy yo, ¡Kira! –contesta en voz baja en tono de reproche.

Cuando finalmente él la reconoce, sus captores van directamente hacia donde ellos se encuentran. Kira vuelve de inmediato a su actuación para evitar sospechas -¡Aquí estás!, no sabes lo preocupada que me tenías, esposo mío.

Jacs -¿Esposo? –repite confundido.

Kira -¡Silencio! –le dice en voz baja-, trataré de sacarlos de aquí.

Garon -¡Oiga señorita! ¡No puede estar aquí! –grama el hombre, todavía con una mejilla enrojecida e hinchada por el golpe.

Kira comienza a llorar de nuevo -¡Por favor, señor! ¿Habrá alguna manera de que podamos llegar a un acuerdo? –en ese instante, le muestra al hombre una bolsa con monedas de oro, pero Garon está más interesado en el escote de ella que en las monedas. Es entonces cuando nota que lleva un medallón de agua al cuello y la descubre.

Garon -¡Con que querías engañarme!, ¿eh? ¡Ahora verás, niña! –Tras hacer soplar un silbato, el jefe convoca a todos sus hombres, que no tardan en responder a su llamado. Kira intenta defenderse, pero se encuentra rodeada de delincuentes que le apuntan con sus armas en todas direcciones.

Cuando todo parece perdido, el pueblerino con el que se encontró ella anteriormente irrumpe con una escopeta en la mano – Ya es suficiente, Garon. Más vale que la dejen en paz- sentencia apuntándoles con su arma.

Garon -¿O si no qué?- brama el líder, riéndose ante tal amenaza.

Pueblerino –O se las verán con nosotros-. Para su sorpresa, una multitud salida de la nada y formada por los aldeanos comienza a reunirse alrededor del edifico.

Kria aprovecha la distracción para quitarle las llaves de la celda a Garon e intenta abrir la celda, pero sus secuaces se dan cuenta y comienzan a dispararle con armas encantadas de fuego que causan pequeñas explosiones con cada impacto. Incapaz de  poder liberar a sus amigos, Kira apenas alcanza a tomar los objetos que les fueron confiscados y escapa de allí saltando por la ventana.

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Afuera, la multitud amotinada se pone en contra de sus opresores. Al ver esto, Garon crea un círculo de fuego con su medallón alrededor de la trifulca, atrapando a todos los rebeldes en un aro de fuego.

Al ver que su hechizo surte efecto, Garon sonríe complacido.  –Si no quieren morir calcinados, más vale que se rindan-. Sin poder hacer nada, los habitantes no tienen más remedio que acceder a sus demandas tirando sus rudimentarias armas al suelo.

Mientras tanto, Jacs y Valtron observan desde la celda toda la escena  –Vaya plan de escape de tu amiga –comenta Valtron sarcásticamente. -Ahora esa pobre gente también será condenada a la horca.

Al mismo tiempo uno de los secuaces hace notar a Garon la desaparición de la chica. -No importa. Una niña debilucha como ella no podrá hacer nada contra nosotros. –responde secamente-. Preparen todo. ¡Hoy tendremos una fiesta de ejecuciones!

Las sombras se alargan conforme el sol se oculta mientras los hombres de Garon hacen los preparativos para la ejecución. En poco tiempo logran armar una plataforma de ahorcamiento múltiple en la que pueden ejecutar a varias personas a la vez. Jacs y Valtron son llevados al frente junto con diez pueblerinos de la revuela para ser los primeros en ser ejecutados. Cerca de allí Kira observa esperando el momento para entrar en acción.

Los sentenciados son puestos en sus lugares atándoles cuerdas alrededor del cuello. Cuando todo está listo, uno de los bandidos se prepara para retirar una trampilla en el suelo, y antes de que pueda accionarla Kira entra en escena corriendo directamente hacia ellos. –¡Diablos! No sé exactamente cómo voy a detenerlos, ¡pero aquí voy!

Kira hace una entrada tomando por sorpresa a sus enemigos con ondas de viento cortantes que causan confusión y caos entre sus enemigos mientras avanza. Cuando el capataz activa la trampilla Kira corta las cuerdas unidas a los cuellos de los prisioneros haciéndolos caer a tierra en vez de ser estrangulados hata la muerte.

A pesar de los esfuerzos de Kira, los bandidos se reorganizan rápidamente y acorralan a Kira. Entre tanto, los pueblerinos liberan al resto de sus compañeros desatando una trifulca entre los dos bandos.

En medio del combate Kira alcanza a lanzar sus armas a Jacs y a Valtron, quienes las usan para unirse a la batalla, y gracias al uso de sus magias pronto el ataque de los bandidos es repelido con facilidad. En un desesperado intento, Garon intenta nuevamente atraparlos a todos en un círculo de fuego, pero Valtron se lo impide tomando su medallón de viento y contrarrestando el fuego el cual se desvanece en un instante.

Garon -¡Demonios, esto no puede ser! –maldice.

Entonces él y sus rufianes tratan de escapar, pero su ruta de escape es bloqueada por los pueblerinos, quienes terminan apresándolos a todos.

Una vez restaurado la paz en el pueblo, la multitud les agradece a los tres por su ayuda:

-Estamos muy agradecidos con ustedes. –dice el pueblerino que ayudó a Kira desde el principio. Sin su ayuda, este lugar seguiría en manos de esos tiranos. Ahora ellos están en la cárcel. Nuevamente gracias, en especial a usted, señorita Kira.

Ella se sonroja ante el cumplido y alega restando importancia –No fue nada, en serio.

Valton –Es cierto, no fue nada… nosotros dos fuimos los que peleamos al último-. Refiriéndose él y a Jacs.

Kria –Claro… y sin mi ayuda ya estarían muertos… Espera un momento –dice caminando hacia él poniendo uno de sus dedos en el pecho de Valtron-. Nosotros te salvamos de morir, así que sería un gesto muy amable de tu parte si dejaras de perseguirnos.

Valtron le contesta con una mirada fría, pero entonces le sonríe–Está bien, como quieras. Francamente ya me estaba cansando de perseguirlos.

Jacs –Bueno, es hora de continuar nuestra búsqueda de la esencia de tierra.

-¡¿Qué es lo que dicen?! ¿Piensan adentrarse solos al desierto en busca de la esencia de tierra?

La multitud a su alrededor comienza a murmurar haciéndolos sentir incómodos

-Debo advertirles que adentrarse en ese desierto es un suicidio. En medio del desierto se dice que vive una bestia que custodia la esencia mágica.

Kira –Sí, bueno, esa historia ya la hemos oído antes… -replica tranquilamente.

Jacs –Hey, Valtron, ahora que ya no eres nuestro enemigo, ¿qué dices si nos acompañas por la esencia? Una ayuda extra no nos vendría mal.

Valtron lo piensa unos momentos –Tal vez… después de todo, una esencia más en mi poder no me vendría mal.

Kira –¡Ni lo pienses! –se apresura a decir-. ¡Esa esencia es nuestra!

Jacs entonces ríe al verlos discutir. –Creo que vamos a llevarnos muy bien los tres.

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