27 febrero, 2015

Una historia de la jungla. Capítulo 8



Una de las características que tenía en mente cuando comencé a trabajar en este proyecto fue usar un repertorio de personajes muy variado y que a su vez, éstos complementaran sus personalidades entre ellos. Para este capítulo hará acto de presencia otro nuevo personaje que viene a formar a un miembro más de la excéntrica familia de Tisca.

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Un pequeño problema



Comienza un nuevo día en la mansión con Tisca levantándose de la cama, al mismo tiempo, su gatita Alysa, que dormía con ella en la cama se despabila estirándose y soltando un bostezo prolongado. Una vez se ha levantado de la cama Tisca se dirige a su baño privado cuando pasa a un lado de su calendario, en el que está marcada una fecha de la semana con un gran círculo rojo que al principio no parece dar mucha importancia cuando lo ve hasta que, segundos después, desanda sus pasos para mirar el calendario con más detenimiento.

-¡No puede ser! –exclama a voz en cuello.

El grito de Tisca despierta a Mali, quien en ese entonces se encontraba durmiendo, acurrucado todavía en una rama sobre el árbol que da a la ventana de su habitación y preocupado por la seguridad de Tisca decide saltar a la ventana de ella para acudir en su ayuda sin pensarlo sólo para verla en un camisón semi transparente, la que la pone todavía más alterada. -¡¿Qué haces aquí?! –le grita arrojándole un zapato a la cara.

-¡Perdóname! –se disculpa él intentando calmarla-. ¡Creí que Tiko te…! –dice sin darse cuenta que su mono mascota ha estado todo este tiempo sobre su hombro derecho.

Antes de que termine la oración Tisca le lanza una silla con tanta fuerza que Tisca rompe su propia puerta estrellando a Mali contra la pared del pasillo en medio de un estruendo. Milagrosamente Tiko logra evadir el golpe dejando a Mali un instante antes escondiéndose en el interior de un bolso.

Una vez con algo decente puesto, Tisca sale a su encuentro sumamente molesta. ¡Te he dicho mil veces que uses la puerta y toques antes de entrar!

-Es que creí que Tiko te estaba molestando otra vez. Como a él siempre le gusta entrar en las mañanas a tu cuarto…

-No es por eso por lo que grité esta vez. Lo que sucede es que… bueno… -a ese punto la voz de Tisca pierde fuerza

En ese instante se escucha a su madre Acanta llamarla desde el fondo del pasillo. –Tisca, querida, ¿dónde estás?

Inmediatamente ella intenta esconderse inútilmente detrás de Mali en el momento en el que su madre hace acto de presencia. –¡No dejes que me vea! –le suplica a él.

-Allí estás, cariño. Tisca, hoy es el día en el que regresa tu hermano del campamento. Vístete y prepárate para acompañar a Sansbury al aeropuerto para recogerlo.

-S-sí madre –repone tímidamente ella, con aire resignado.

Una vez ambos están en la limusina y camino al aeropuerto Mali finalmente le pregunta. -¿Un hermano? No sabía que tuvieras un hermano.

-Sí, y es todo un dolor de cabeza. Hasta se diría que es peor que tú –le confiesa mientras se bebe un trago de refresco.

-Vamos, no puede ser tan malo.

-¿Tú tienes hermanos?

-Pues, no.

-Que afortunado eres. Es la cosa más terrible que te puede pasar.

Mientras narra, Tisca deja volar su imaginación hacia una ciudad remota, llena de habitantes pacíficos que cumplen su rutina diaria en lo que parece un día normal. En las calles se puede ver madres llevando a sus hijos camino a la escuela, y hombres que van rumbo a su trabajo cuando de pronto una sombra siniestra cubre por completo la metrópolis. De entre las montañas emerge una silueta gigante, claramente infantil, que sonríe perversamente al avanzar hacia la ciudad y en tan sólo unos instantes la tranquila ciudad se convierte en un escenario apocalíptico, edificios en llamas y escombros por todas partes. Los habitantes corren por las calles ante la amenaza gigante que se cierne sobre ellos y la cual destruye todo a su paso reduciéndolo todo a cenizas.

Mali puede sentir cómo un escalofrío recorre su nuca después de escuchar el relato.

-Cielos, ¡hablas de él como si se tratase de un demonio como las de las historias que me contaba mi abuela! ¿Tan terrible es?

Después de unos segundos de pensarlo, ella finalmente le responde: -Bueno, a decir verdad, no.

Mali reacciona perdiendo la credibilidad en sus palabras, por lo que ella se apresura a agregar: -pero no te dejes engañar por su carita inocente. Es el niño más malcriado, rebelde e hiperactivo que puedas conocer. Además, es un mentiroso compulsivo. Es por eso que mi madre lo envía a un curso de verano todos los años, pero tarde o temprano regresa y soy yo quien termina con la peor parte.

-Sigo sin creer que sea tan malo.

-Es un poco alérgico y a veces le dan ataques de asma, pero por lo demás no deja de ser una pesadilla, ya lo verás

Poco después, Tisca, Mali y Sansbury llegan a la terminal del aeropuerto, en donde esperan pacientemente la llegada del vuelo 203, es entonces cuando Tisca observa con alarma que su bolso comienza a moverse por sí mismo y del cual aparece instantes después un Tiko muy acalorado después de haber permanecido durante tanto tiempo confinado.

-¡Tiko! –exclama Mali con sorpresa apenas verlo.

-¡¿Qué hace este saco de pulgas en mi bolso?!

-No lo sé. Debió estar escondido allí desde la mañana. Parece que le agradas.

-¡Pues el sentimiento no es mutuo! –se queja evitando con todas sus fuerzas que el mono le dé un beso en la cara-. ¡Un animal salvaje como ese no puede andar libre por la ciudad! ¡Tienes que encargarte de él!

Con toda la naturalidad del mundo Mali deja que su mascota se trepe a su hombro como siempre lo hace. –Tranquila, Tiko es un mono entrenado, sabe cómo comportarse.

-Eso no es verdad. ¡Siempre me está fastidiando y rompiendo cosas en la casa! –se queja al tiempo que trata de arreglarse el despeinado cabello luego de que el mono se lo hubiera revuelto.

-Eso es porque tú lo asustas cuando lo único que quiere es ser amigable contigo.

-¡¿Qué yo lo asusto?! ¡Ese saco de pulgas siempre me está molestando! –alega acercando la cara al animal, quien le responde sacándole la lengua y haciéndole muescas de todo tipo.

-Es su manera de demostrar que te quiere.

Repentinamente una voz anuncia la llegada de los pasajeros del vuelo a la terminal a través de un altavoz, interrumpiendo su discusión.

En cuestión de minutos una oleada de pasajeros llega provenientes del avión a la sala, entre los cuales destaca un niño de cabello rojo, con pecas por todo el rostro y con una gran sonrisa de oreja a oreja. Apenas el niño ve a Tisca, éste la llama incesantemente por su nombre. –Tisca, Tisca, Tisca, Tisca, Tisca, Tisca, Tisca, Tisca, Tisca, Tisca, Tisca, Tisca, Tisca, Tisca, Tisca.

Avergonzada por el comportamiento de su hermano, Tisca trata de desviar su atención. –Sí, sí, soy Tisca, vámonos de aquí antes de que alguien que me conozca nos vea.

En ese momento el niño repara en el hombre moreno junto a su hermana que lleva a un mono. –Waaaw –exclama lleno de asombro-. ¿Quién eres? ¿Eres el novio de Tisca, verdad?

-¡No es mi novio, mocoso entrometido! –lo reprende.

Haciendo caso omiso de su hermana, el pequeño continúa su interrogatorio. -¿Cómo te llamas?

-Mi nombre es Mali –responde amablemente-, ¿cuál es el tuyo?

-Soy Christopher –desviando su atención al mono de Mali-. ¿Es un mono de verdad? ¿Cómo se llama? ¿Puedo cargarlo?

-¡Claro que no! –interrumpe su hermana mayor.

-Vamos –interviene Mali-, no creo que Tiko le haga daño.

-No lo digo por la seguridad de mi hermano, sino de tu mono.

-¡Pero yo quiero cargarlo! –chilla Christoper con insistencia-. Anda, ¡déjame tocarlo!

-¡Dije que no!

Ante la negativa el niño comienza a llorar. –Quiero acariciarlo. He estado muy triste y solo desde que mi perrito se fue al bosque y nunca volvió.

El truco parece surtir efecto en Mali y el mico, quienes están al borde del llanto cuando Tisca interviene cubriéndole la boca a su hermano. -¡No le crean! ¡Es un mentiroso compulsivo!

De repente Tisca es mordida por su hermano menor en el pulgar, a lo que ella reacciona de la misma manera mordiéndolo en la cabeza, en una pelea de forcejeos. –Mocoso malcriado, ¡me las pagarás!

Mali sólo puede ver como ambos hermanos continúan con la riña, mordiéndose entre ellos en medio del ajetreado aeropuerto. –Y luego dice que nosotros somos los salvajes –se queja Mali con incredulidad.

Así pues, cuando los ánimos se han calmado todos emprenden el regreso a casa dejando atrás a Sansbury, quien se ha retrasado debido a la gran cantidad de maletas que se ve obligado a llevar él solo, por lo que Mali decide regresar y echarle una mano dejando solos a Tisca y al hermano de esta.

Sin dejar de mirar al simio que está sobre los hombros de Mali, Cristopher formula un plan para deshacerse de su hermana. –Tsica, quiero comer una hamburguesa.

-Pídesela a la señora Brisk cuando hayamos llegado –al tiempo que lo toma del brazo y lo hala para evitar que se aleje de ella.

-¡Pero tengo hambre! –chilla sin dejar de resistirse.

Ante la insistencia y progresivo malestar que le provocan los berrinches de su hermano finalmente Tisca accede.

-¡Está bien! Te compraré una hamburguesa si así te comportas.

En el momento en el que Tisca lo deja para dirigirse al área de comida rápida, Christopher regresa con Mali y Sasbury, que están ocupados lidiando con las maletas y sacando un dulce de su bolsillo se lo ofrece a Tiko sin que Mali se dé cuenta. –Monito, mira lo que tengo para ti.

Tentado por el caramelo, Tiko baja de los hombros de Mali y se acerca con cautela al niño atraído por el dulce que el niño arroja lejos. Inmediatamente el mono echa a correr tras el dulce con el niño detrás de él.

Momentos después Tisca regresa con la hamburguesa sólo para encontrar solos a Sasbury y a Mali, quienes todavía luchan por arrastrar la pesada maleta. -¿Qué tiene tu hermano en esta maleta? –se queja el último-. Parece que cargara piedras.

-No lo sé, ¿por qué no se lo preguntas? ¿Dónde está mi hermano?

-Estaba aquí hace unos segundos –responde mirando a su alrededor.

De pronto se escuchan gritos a la lejanía y al alzar la vista, en el segundo piso del aeropuerto puede verse al mono y al niño corriendo entre personas y maletas causando conmoción a su paso.

-¡Christopher! –exclama ella dirigiéndose en persecución de ellos dejando a Mali y a Sasbury detrás.

-Tisca, no dejes que le hagan daño a Tiko.

Tan pronto como dice eso Tisca regresa con Mali y en un abrir y cerrar de ojos lo toma de una de las orejas llevándoselo con ella. -¡Tú vienes conmigo!

Rápidamente ambos suben a un vehículo compacto de transporte interno propiedad el aeropuerto –¡Adelante, no los pierdas de vista! –apremia ella a Mali, que está al volante.

-Pero, Tisca –replica Mali momentos antes de que ella le pise el pie junto con el acelerador haciéndolos avanzar entre el atestado aeropuerto.

-¡Allá van! –asegura ella al lado opuesto de donde se encuentran en el momento en el que alcanzan el segundo piso a través del elevador de carga.

-Pero, Tisca…

-¡No ves que si no los detenemos ahora causarán muchos problemas! –lo interrumpe de nuevo.

-¡Es que tengo algo muy importante que decirte!

-¡Y qué es! -dice exasperada.

-¡No sé cómo conducir esta cosa!

Justo en ese instante auto comienza a dar bandazos y a quedar fuera de control mientras se dirige hacia las escaleras automáticas.

No muy lejos de allí, una anciana que lleva gafas oscuras, al igual que varias personas más detrás de ella espera pacientemente a que las escaleras la lleven hasta el segundo piso cuando de pronto las ruedas del auto pasan rozando su cabeza antes de caer al suelo y estrellarse en medio de un estruendo. En la conmoción, la peluca que llevaba la anciana en su cabeza vuela y va a parar en manos del hombre que está detrás de ella, quien amablemente trata de devolvérsela, pero en vez de aceptarla con generosidad, la anciana, totalmente ignorante de lo sucedido debido a la poca visibilidad de sus gafas, comienza a golpearlo con su bolso. –Mañoso, ¡devuélvame mi peluca!

Para sorpresa de todos, Mali logró salvar a Tisca y salir del vehículo en el último momento antes de estrellarse. –Estuvo cerca –dice Mali al mirar abajo desde el segundo piso con Tisca todavía en brazos.

-¡Mira, allá ván! –agrega Tisca señalando hacia la zona de inspección de equipaje.

Tiko corre sin parar con el niño pisándole los talones, por lo que intenta esconderse en la cámara de rayos X que usan para inspeccionar el equipaje, en donde el empleado se sorprende a ver el esqueleto del mono a través del monitor metido en una maleta.

Burlando momentáneamente la vigilancia de los policías, Christopher logra meterse también a la máquina, lo que consterna más al empleado mientras los ve escapar a la zona de seguridad del aeropuerto llamando la atención de los policías que se encontraban en el puesto de control.

Tisca y Mali logran verlos atravesar también la zona de registro de equipaje. –Hay, no. Ahora no podremos alcanzarlos. Si pasamos a esa zona los policías podrían detenernos.

-No, no lo harán. Tengo una idea.

-Pero qué tienes en men… tee…

Tomándola de la mano Mali lanza a Tisca con fuerza directo a la banda de rayos X por la que pasa sin ningún contratiempo la zona de registro. Segundos después, Mali hace lo mismo deslizándose con un impulso por la banda para enseguida retomar la persecución del mono y del niño.

Escondido en una tienda de regalos, en medio de monos de peluche, Tiko cree haber perdido de vista a su perseguidor, por lo que asoma con recelo la cabeza fuera del establecimiento asustando a la empleada cuando se da cuenda de que es un animal. No tarda en aparecer el niño detrás del animal logrando asirlo por la cola. -¡Te atrapé! –exclama triunfal el pequeño.

El mono se asusta tanto que entra en una especie de shock y deja de resistirse. En ese momento llega Tisca y Mali. –¡Al que atrapamos es a ti! –repone su hermana mayor.

Inocentemente el niño alza en vilo al inmóvil animal y se lo muestra. –Mira, logré atraparlo.

En cuestión de segundos las personas a su alrededor observan a los cuatro ser rodeados de un grupo de policías de seguridad. -¡Alto ahí! ¡Quedan detenidos por traficar con animales y burlar la seguridad del aeropuerto!

-¡Ahora sí nos metiste en problemas! –dirigiéndose al sorprendido Mali.

-¿Quién, yo? ¿Por qué tengo la culpa?

-Tú y tu mono son la causa de esto. ¡Siempre están metiéndome en problemas! Ahora nos van a llevar a la cárcel.

En aquella precaria situación, Mali piensa por un momento en cómo salir de allí, y al ver una columna cerca de ellos se le ocurre cómo escapar. -¡Tiko! –llama a su mascota al tiempo que hace sonidos simiescos que son comprendidos por el animal.

El mono inmediatamente se suelta de las manos de Christopher y salta a la cara de uno de los oficiales haciendo de distracción para después salir huyendo. -¡Atrapen a ese animal! –exige uno de los miembros de seguridad. Mali entonces aprovecha para tomar con los pies un bote de basura, trepar por la columna con las manos y arrojar éste a los policías desde el aire haciendo que éstos se aparten, creando una brecha entre los uniformados por la que Tisca y su hermano pueden pasar corriendo. –¡No saldremos de esta! –grita Tisca lloriqueando.

Mali toma una de las plataformas transportadoras de equipaje equipada con ruedas haciendo señas a Tisca y a su hermano para que suban a él mientras él y lo empuja con todas sus fuerzas hasta logran alcanzar suficiente velocidad dejando a los policías atrás. Tiko, que para ese momento había subido a una columna para esta fuera del alcance de los policías salta al carro en movimiento cuando pasan cerca de él.

-Sasbury, enciende la limusina. ¡Te veremos en la entrada! –instruye Tisca al mayordomo a través de su celular en medio de la persecución.

Así es como el transporte improvisado pronto los lleva a la entrada del aeropuerto con el que atraviesan la puerta a toda velocidad. Allí los espera Sasbury con la puerta de las limusina abierta y sin perder más tiempo suben a ella arrancando en el acto, dejando un gran caos tras de sí. Al ver que el peligro ha pasado, Tisca por fin se relaja.

Poco tiempo después, de regreso a la mansión, Acanta lee tranquilamente una novela romántica titulada “Dos almas, un mismo corazón” cuando Tisca y los demás llegan por la puerta principal. Las ropas tanto de Mali como de Tisca están sucias y ambos están desaliñados, lo que su madre parece pasar por alto al ver a Christopher llegar felizmente con Tiko entre manos tras haber perdido el sentido.

-Hola, cariño. ¿Cómo te fue en tu campamento? ¿Estuvo bien tu viaje?

-Sí, mama. ¡Me divertí mucho! En el campamento asechaban monstruos y yo cacé uno. Luego nos metieron en una nave espacial y viajamos alrededor de la tierra, después…

Sin dejar de escuchar a su hijo ella se dirige a los muchachos, quienes tienen la mirada perdida. -Cómo les fue en el aeropuerto.

-Lo de siemrpe… -atina a decir Tisca con voz inexpresiva al tiempo que camina lentamente rumbo a las escaleras que llevan a su habitación.



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