Residencia: desconocido
Guerrero formidable en el combate y portador de la legendaria armadura negra, una de las últimas armas legendarias conocidas. Su padre robó la armadura de Fragar, e intentó usar a su hijo para derrotarlo, pero cuando Blarg se reveló, lo asesinó. De carácter frío y solitario, contrasta con la camaradería de los demás integrantes del grupo, aunque brinda un invaluable apoyo en combate, ya que al lado de Jacs ambos forman un poderoso dúo.
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Capitulo x14
Jacs y Xolfia pidieron a Genval que les
guiara hasta la cuarta y última piedra del legado del cielo faltante, pero
cuando estaban a punto de tomarla aparecieron Galiax y sus secuaces, que los
atacaron. Finalmente, Galiax los reunió exigiéndoles la piedra…
Una luz cegadora cubre a todos los presentes,
que aparecen frente a Galiax. –Denme de inmediato las piedras, o de lo
contrario me enfadaré de verdad con ustedes. No importa si me hayan liberado o
no, los mataré sin pensarlo dos veces si se rehúsan a obedecer.
Blarg – ¡Infeliz! Tú fuiste quien robó la
piedra. ¡Devuélvemela ahora mismo!
Con los ojos llenos de furia, Blarg ataca a
Galiax sin pensarlo dos veces con un hechizo oscuro que Doran detiene con su
poder de luz.
Doran – ¿Quiere que me encargarme de él,
Galiax? –pregunta servicialmente.
Galiax –No, espera. –Lo detiene con una
mirada inquisitiva, atraído por la repentina explosión de temperamento de
Blarb-. Cuéntame, ¿qué hay en esa piedra que tanto deseas, humano? No creo que
estés tras el poder que ocultan, ¿o sí?
Blarg – ¡No tengo por qué decírtelo! Yo tengo
mis razones…
Galiax –Creo que no lo entiendes. Quizás
podamos llegar a un acuerdo tú y yo.
Blarg -¿De qué estás hablando?
Galiax –Hablo de que mis poderes no conocen
límites. Si en verdad quieres algo, puedo hacerlo realidad.
Las palabras de Galiax impresionan a Blarg,
por lo que finalmente decide revelar su motivo ante todos los presentes. -…esa
piedra le pertenecía a mi único pariente: Mi hermana, Velia. Es el único
recuerdo que tengo que ella, y juré protegerlo en su honor.
Jacs -¿Así que no quieres las piedras por el
secreto del hechizo que guardan?
Xolfia –Señor Blarg, ¿por qué no nos contó
sus verdaderas intenciones con la piedra antes? Lamento mucho haberlo juzgado
mal.
Blarg – ¡Cállense! No me importa nada más en
esta vida que recuperar esa piedra, y nadie me detendrá en recuperarla, ni si
quiera Galiax. ¡¿Me oíste?!
Galiax -¿Qué le sucedió con ella?
Blarg baja la mirada al rememorar sus
recuerdos del pasado:
“Velia
y mi padre eran los únicos familiares que conocí y eran los únicos con los que
vivía. Desde muy pequeños, mi padre me obligó a entrenar muy duro para poder
usarme para sus propios fines. Él, al igual que tu abuelo eran soldados bajo el
mando de las fuerzas oscuras de Fragar. -Todos, en especial Jacs
quedan atónitos con la confesión-. Un
día, movido por su propia ambición, mi padre logró robar uno de los tesoros de
Fragar que resultó ser la armadura negra que ahora llevo puesta y con ella, mi
padre decidió entrenarme en las artes oscuras debido a mi gran afinidad con
esta magia con la intención de derrocar a Fragar, entonces me rebelé contra él
y lo asesiné con mis propias manos. A partir de entonces mi hermana y yo
vivimos juntos hasta que ella enfermó gravemente… Después de que los médicos a
los que vimos determinaron que su enfermedad era incurable y le quedaba poco
tiempo de vida, pensé que en usar la magia, pero la hechicería oscura sólo
sirve para destruir, así que la dejé a cargo de una vecina mientras emprendía
un viaje con la esperanza de encontrar una cura. No tardé en escuchar rumores
que decían que el poder que encerraban las piedras del legado del cielo podría
curar a mi hermana. Pero cuando por fin logré obtener una que encontré después
de varios meses en un templo en ruinas y regresé a su lado, ella había muerto…
Entonces usé la piedra como lápida de su tumba y juré resguardarla en su
memoria como pago por no haberla podido salvar…”
Kira –Blarg… No sabía que el significado de
esa piedra fuese tan importante para ti. Yo también te debo una disculpa, te juzgué
mal desde el principio.
Blarg –¡No necesito de su estúpida compasión!
Les recuerdo que solamente estaré de su lado hasta que consiga mi objetivo.
Galiax –Si ese es el caso, creo que yo podría
ayudarte.
Blarg -¿Qué dices? ¡Explícate! –le exige a
gritos.
Galiax despliega una amplia sonrisa al ver su
reacción. –Si eso es lo que en verdad quieres,
puedo darte algo mucho mejor que la piedra a cambio de tus servicios. Yo podría
revivir a tu difunta hermana como pago si me juras obediencia y te unes a mi
bando.
Blarg -¡No juegues conmigo! Por más poderoso
que seas, ¡es imposible que puedas revivirla con la magia! ¡Ni siquiera la
magia espiritual que gobierna por sobre los muertos es capaz de hacer tal cosa!
En el silencio más absoluto, Galiax de pronto
mira en todas direcciones hasta que encuentra a un conejo buscando alimento
entre el follaje, no muy lejos de allí. Alza la mano y de un solo movimiento
dispara un rayo de su dedo que mata al animal, fulminándolo en tan sólo un
instante, después lo recoge y con toda delicadeza apoya su palma en la herida.
Después de unos segundos, el animal parece despertar de un sueño y de un salto
escapa de sus manos para perderse en el bosque.
Valtron
-¡De verdad lo hizo… ese maldito de verdad pudo revivir a ese conejo
como si fuese cualquier cosa!
Galiax -¿Ahora me creen? Claro que no sería justo para ti pelear con
ellos en tu estado actual, y por ello te facilitaré las cosas prestándote un
poco de poder. Si me das la esencia oscura que llevas, yo puedo cargarla con
energía cósmica para que te vuelvas mucho más fuerte de lo que ya eres. Así
tendrás la victoria asegurada. ¿Qué duces?
Doran se exalta al escuchar la oferta que le
propone a Blarg. -¿¡Qué!? No puede hacer eso. ¡Nosotros somos los encargados de
acabar con ellos! ¡Para eso nos construiste!
Makia –No es justo que a él le ofrezcas tus
poderes así como así, amo Galiax.
Jacs -¡No lo hagas Balrg! Él sólo quiere
manipularte.
Blarg titubea. -¡Silencio! ¡Tú no sabes por
lo que he pasado!
Galiax –Y bien, ¿qué respondes, Blarg?
Blarg mantiene su mirada fija en el suelo. Su
mente se ve enturbiada por emociones que afloran desde el pasado. Después de lo
que parece una eternidad, finalmente toma una decisión postrándose a los pies
de Galiax. -¿Qué es lo que quieres que haga?
Galiax sonríe complacido. –Tu primera tarea
será matar a Jacs. Después te encargarás de las demás molestas.
Jacs -¿¡Cómo dices!?
Valtron -¡Maldito Blarg! Sabía que no era un
tipo de confiar. No después de haber entregado su alma a la esencia oscura.
Xolifa intenta hacerlo entrar en razón
suplicándole: –Por favor señor Blarg. Ninguna magia es capaz de volver a la
vida a una persona, ni siquiera la magia de la luz puede obrar tales milagros
si la persona ya ha muerto. Es una de las reglas esenciales de la magia.
Blarg –Ya he tomado mi decisión, lo siento
–contesta secamente apartándola gentilmente y dándole la espalda.
Galiax –Bien Blarg, ahora entrégame tu
esencia para que puedas usar mi maravilloso poder. Con él, no serás rival para
Jacs ni para nadie, lo que te dará una victoria segura.
Jacs –Blarg, ¡detente! –le suplica una última
vez.
Sin hacer caso, Blarg saca la esencia oscura
que guardaba en la gema de su casco y se la entrega a Galiax quien la mira con
detenimiento y cierta fascinación. –Ahora, con mi poder haré de esta esencia
mucho más poderosa de lo que te imaginas.
Galiax usa su poder cósmico el cual
transfiere a la esencia a través de sus manos invadiéndola hasta su núcleo. Un
resplandor enceguecedor emana de la esencia por unos instantes hasta consumirse
por completo. La esencia que sostiene Galiax no parece la misma, pues emana una
energía mucho más agresiva que lanza pequeños rayos a su alrededor y absorbe el
paso de la luz a su alrededor.
Blarg toma la esencia de regreso y al tocarla
siente que el poder invade su cuerpo. –Así que... ¡este es el poder de Galiax!
–exclama incrédulo al sentirlo correr pos sus venas.
Galiax
-Ahora, para asegurarme de que cumplas con tu parte, los encerraré a
ambos en una dimensión paralela de la cual solamente podrán escapar hasta que
uno de los dos muera. -¡PRISIÓN PLATEADA!-.
Frente a ellos se crea un vórtice que
arrastra a su interior a Jacs y a Blarg desapareciendo en lo que se reduce a
una especie de perla de color metálico, que cae al suelo.
Kira -¡Jacs! ¡¿Qué les has hecho?!
Galiax –Por ahora los he transportado dentro
de esa prisión. Pero antes de preocuparte por tus amigos deberías preocuparte
por ti.
Valtron -¡¿Qué piensas hacer con nosotros?!
Galiax –Les tengo una proposición: –Entréguenme
las dos piedras que están en su poder, y les prometo que su destrucción será
rápida y sin dolor.
Valtron –Y sin nos negamos. ¿Qué piensas
hacer?
Galiax –No estarán pensando en serio en
pelear sin sus amigos más fuertes en contra de mis guerreros, ¿o sí?
Descuiden, no se las quitaré por la fuerza
ahora si eso es lo que piensan. A cambio, comenzaré por destruir lentamente su
mundo empezando ahora.
De pronto, el cielo es cubierto por grandes y
espesas nubes oscuras que ocultan la luz solar. El viento comienza a soplar con
fuerza y las plantas a morir secándose por toda la isla.
Xolfia -¡No, no lo hagas! ¡Por favor,
detente! –le ruega con lágrimas en los ojos.
Galiax – ¡La muerte de miles de personas y
animales recaerá en ustedes!
.
Kira –Eres... ¡un desalmado! –clama
sintiéndose impotente.
Galaix –Si quieren cambiar de opinión, los
esperaré en mi nueva fortaleza que se encuentra en lo profundo del bosque gris.
Mis sirvientes estarán allí para darles la bienvenida en caso de que no quieran
morir de inanición y frío en los próximos días.
Valtron – ¡Maldito seas!
Galiax –Oh, casi lo olvidaba… no esperen un
buen recibimiento de personas en ciudades y pueblos, pues pronto, todos los
seres humanos de este planeta estarán bajo mi influencia y atacarán a
cualquiera que no sea uno de ellos. Les deseo un buen viaje hasta me base.
Dicho esto, Galiax y sus secuaces se elevan
por el cielo hasta desaparecer.
Kira entonces corre a recoger la perla
plateada que ha quedado olvidada en el suelo en donde están encerrados Jacs y
Blarg. –Tenemos que sacar a Jacs de esa prisión.
Valtron -¿Cómo piensas hacer eso? No sabemos
qué hechizo utilizó Galiax.
Kira -¡Xolifa! Tú eres experta en magia
psíquica y de luz. Estoy segura que puede hacerlo.
Xolfia parece insegura por su petición
-...podría hacerlo, pero me es imposible romper el hechizo desde afuera sin la
esencia de la luz.
Valtron –Sólo nos queda esperar a que esos
dos encuentren la manera de escapar de allí sin que se maten el uno al otro.
Kira parece decepcionada por su respuesta,
pero concuerda con él. –Tienes razón... por ahora sólo nos debe preocupar salir
de esta isla y encontrar la base de Galiax.
-o-
Jacs abre los ojos y pronto se da cuenta que
ya no está en la isla, sino en un sitio árido en el que sólo alcanza a ver
rocas y arena coronado por un cielo púrpura, con matices anaranjados y amarillos.
-¿Dónde estoy? –se pregunta intrigado e intentando orientarse.
Repentinamente ocurre una explosión cerca de
él que lo lanza con fuerza al suelo. Al alzar la vista reconoce la silueta de
Blarg, que se acerca a él con paso lento.
Blarg -Veo que al fin has despertado, Jacs.
No quería tomar ventaja mientras estabas inconsciente.
Jacs -¡Blarg! ¡Qué estás haciendo!
Sin responderle, Blarg cubre su rostro con la
protección de su casco y se pone en posición de ataque. –Espero que no
consideres esto personal.
Jacs –Sabes que no tenemos por qué pelear. Si
unimos nuestras fuerzas...
Blarg–Tú no sabes lo que es la soledad –lo
interrumpe-, Jacs. Estás rodeado de personas que te aprecian y te admiran. No
sabes cuanto lamento apartarte de ellos, pero creo que ya has tenido una
oportunidad de conocer lo que es la felicidad.
Jacs trata de disuadirlo negándose a luchar. –Blarg,
Galiax no cumplirá su promesa. ¡Estoy casi seguro de ello! Lo que está haciendo
es manipularte para ponerte en contra nuestra. Y aunque reviviera a tu hermana,
con las cuatro piedras en su poder podría destruir el mundo.
Blarg –Piénsalo otra vez, Jacs. Si realmente
quisiera destruir el mundo no necesitaría de las piedras. No tienes idea del
poder que tiene Galiax, ¿verdad? Ahora, te pido que no te resistas y te daré
una muerte digna y sin dolor.
Sin más remedio Jacs se ve obligado a sacar
su espada. –Lo siento Blarg, no quiero pelear con tigo, pero si insistes,
tendrás que derramar hasta la última gota de tu sangre para poder lograrlo.
Blarg –¡Que así sea!
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