Con Galiax adquiriendo más poder, nuestro nuestros héroes intentan adelantarse a sus planes, pero primero deberán adentrarse a un sitio desconocido y misterioso conocido como el laberinto de luz con la esperanza de adelantarse a Galiax y a sus seguidores para obtener las piedras. ¿Podrán conseguirlo?
Averígualo en el capítulo número 12 de Signos Etéreos.
Nombre: Jacs Rengard
Residencia: Pueblo Sunabi
Jacs es un joven que fue criado por su madre y por sus abuelos en una granja en las afueras del pueblo Sunabi, situado a las orillas del bosque gris, por lo que se le considera uno de los asentamientos humanos más remotos. Aprendió el arte del combate con espada de su abuelo, quien desde pequeño tomó el papel de su padre después de que éste muriera repentinamente. Las razones de su muerte nunca le fueron revelta años después.
A la edad de 17 años su abuelo también muere en extrañas circunstancias por un asesino misterioso, lo que lo hace emprender un viaje para vengar la muerte de su querido abuelo. Es así como empieza su aventura…
Nombre: Kira Lenndraken
Residencia: Ciudad Paragon
Criada en el seno de una familia de hechiceros respetables de clase alta, aprendió desde muy temprana edad a usar la magia gracias a un riguroso entrenamiento para estar a la altura de las expectativas de su padre, quien antes de que ella y sus hermanas nacieran ansió tener un hijo varón que siguiera sus pasos para formar parte del consejo mundial de hechiceros.
Fuera de su carácter impaciente y temperamental, es una disciplinada estudiosa de la magia. A pesar de dominar y conocer muchos tipos de magias se especializa en magia de agua, a la que ha dominado a la perfección.
Nombre: Valtron Molvus
Residencia: desconocida
Caza recompensas errante de pasado misterioso. Conoció a Jacs y a Kira luego de que Fragar lo contratase para matarlos, aunque durante la búsqueda de las esencias se unió al grupo renunciando así a Fragar, para luchar en su contra.
Es un personaje balanceado que emplea la espada y hechizos en combate a costa de no tener ninguna especialización.
Nombre: Xolfia Deltariz
Residencia: El templo de la luz
Huérfana de pequeña, fue acogida por los sabios del templo de la luz. A una muy corta edad fue instruida en el uso de magias espirituales y psíquicas. Posteriormente aprendió los secretos de la magia de la luz y con ellos partió en lo que sería su primer viaje como misionera para convertirse en sacerdotisa.
Nombre: Blarg Bandak
Residencia: desconocido
Guerrero formidable en el combate y portador de la legendaria armadura negra, una de las últimas armas legendarias conocidas. Su padre robó la armadura de Fragar, e intentó usar a su hijo para derrotarlo, pero cuando Blarg se reveló, lo asesinó. De carácter frío y solitario, contrasta con la camaradería de los demás integrantes del grupo, aunque brinda un invaluable apoyo en combate, ya que al lado de Jacs ambos forman un poderoso dúo.
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Capitulo x12
Gracias a las habilidades de Xolfia, sus amigos han
podido adelantarse a Galiax y sus hombres en la carrera por obtener la cuarta y
última piedra del legado del cielo, que aparentemente se encuentra confinada en
la isla del exilio, lugar en donde Jacs aprendió a usar la magia de la luz
antes de enfrentarse a Fragar.
Los cinco aparecen en unos instantes en el medio de
una jungla que se encuentra en el corazón de la isla.
Kira observa con detenimiento al no ver más que
árboles y algunas ruinas apenas llegan.
–…así que ésta es la isla sagrada en donde nos dijiste que entrenaste, ¿no,
Jacs?
Jacs –Así es. Debemos encontrar a Genval, él es el
anciano que me enseñó a usar la magia de la luz y me regaló estos brazaletes
que permiten incrementar mis poderes de luz. Lo más probable es que él sepa dónde
se encuentra la piedra.
Xolfia se sorprende al escucharlo pronunciar ese
nombre -¿Has dicho Genval? ¿Él último descendiente de los guerreros de la luz?
¡¿De verdad lo conoces?! –le pregunta a Jacs con entusiasmo.
Jacs –Sí… ese mismo
Valtorn –Si ese anciano realmente sabe algo, no
debemos perder tiempo. Galiax y sus hombres podrían llegar de un momento a
otro.
Kira –Tienes razón. En marcha todos.
Jacs los conduce por la jungla hasta la cabaña del
anciano. Al verla después de tanto tiempo, él se apresura a entrar lleno de
entuciasmo por ver a su maestro de nuevo, pero en el interior no hay nadie.
Agujeros en el techo y el aspecto descuidado sugieren que nadie ha vivido allí
durante algún tiempo. Sus compañeros no tardan en darle alcance.
Kira -¿Qué sucede, Jacs? –le pregunta al verlo
desilusionado, pero al ver al interior comprende la causa de su repentino
cambio de humor.
De pronto Jacs ve algo fuera de la ventana que llama
su atención. Rápidamente sale de la casa y corre en la dirección que cree haber
visto algo moverse hasta las ruinas de un templo seguido detrás por sus amigos.
Una vez en el interior de la capilla invadida por la vegetación, Jacs busca en
la oscuridad por todas partes sin poder ver nada. Un ruido detrás de él le hace
girar. A sus espaldas encuentra al anciano Genval, que lo observa con una
sonrisa.
Genval –Pero si eres Jacs. ¿Qué te trae por aquí de
nuevo, hijo? No esperaba volver a verte.
Sin darle tiempo de responder, Xolfia llega hasta
ellos y se le acerca al anciano fascinada. -¡En verdad es usted!, ¿no es
cierto? El legendario descendiente de la raza de la luz, protectora de la magia
de luz y de todos sus secretos que pelearon hace mil cuatrocientos años.
Genval –Eh, pues sí... –responde el anciano un poco avergonzado.
Kira entonces aparta bruscamente a Xolfia del
anciano que se siente acosado por la sacerdotisa -¡No tenemos tiempo para halagos,
Xolfia! Necesitamos que nos diga la localización de la piedra del legado del
cielo ahora.
El anciano se sorprende por la petición y cambia su
semblante amable por uno más serio. Entonces repara en Blarg, quien se mantiene
a prudente distancia del grupo, mirándolos desde la lejos.
Genval –Lo lamento, pero no puedo dárselas.
Jacs – ¡Usted no comprende! Unas personas muy
poderosas desean apoderarse de las cuatro piedras, y si no hacemos algo, pronto
tendrán tres de las cuatro piedras en su poder.
Valtron –Es verdad. No creo que tenga oportunidad
contra ellos; ¡son mucho más poderosos que Fragar!
Genval -¿Y qué diferencia habría entonces si se las
entrego a ustedes? ¿Acaso ustedes podrán con ellos? He estado toda mi vida
resguardando esa piedra. No creo que nadie pueda tomarla a menos que yo se la
entregue, ya que está protegida por la magia de la luz.
Xolfia –Por favor, ¡escúchenos! Ellos lograron
entrar al templo aqua y casi se apoderan de la piedra. De no haber intervenido
nosotros…
Genval –Eres una sacerdotisa de la luz, ¿no es
verdad? Estoy consciente que una persona a la que le confiaron los secretos de
la luz al igual que a este muchacho –refiriéndose a Jacs- son personas de fiar,
pero sus amigos no lo son del todo, en especial ese muchacho de armadura que
despide un aura oscura. Salta a la vista que él es un adepto de la magia
oscura, y no puedo confiarle algo tan importante a un alma impura como esa.
El comentario hace hablar a Blarg. –No se confunda,
viejo. Yo no estoy interesado en su piedra. Todo lo que quiero es recuperar la
mía que ellos me robaron.
Kira –Señor Genval, nosotros necesitamos las piedras
para poder derrotar a un enemigo cuya fuerza supera cualquier límite
imaginable. Según la leyenda, las piedras contienen un hechizo que servirá para
acabar con el mal que amenace al mundo…
Genval –O para acabar con él, según en qué manos
caiga primero –la interrumpe-. Las piedras del legado del cielo son un arma que
sólo debe usarse como último recurso, ya que usar el hechizo que contienen
cambiará por completo al mundo. ¿Están seguros de que su enemigo es invencible?
Jacs –Lo es, ya que hemos tenido la oportunidad de
presenciar el poder de nuestro enemigo, de otra forma, no habrá manera de
ganarle. ¡Tengo una idea! Qué le parece si nos la confía a mí y a Xolfia.
Nosotros cargaremos con la responsabilidad que conlleva resguardarla. Después
de todo, usted confió en mí lo suficiente para enseñarme a usar la magia de la
luz en contra de Fragar, ¿No es así?
Genval se queda mirándolo por un corto tiempo. En
los ojos de Jacs puede ver la sinceridad de sus palabras. –Está bien… Si todo
lo que me han dicho es cierto, entonces les entregaré la piedra, pero deben
prometer que la cuidarán con su propia vida. Síganme, por favor.
El anciano entonces los conduce hacia la entrada de
una cueva en donde comienzan unas escaleras que conducen al interior. Al llegar
a la entrada, Genval se detiene. –Éste es un recinto sagrado del que sólo los
adeptos de la magia de la luz pueden entrar, por lo que les pediré que ustedes
esperen aquí mientras Jacs y Xolfia me acompañan.
Kira – ¡Oiga, eso no es justo! –replica.
Genval –No tiene caso que insistas, jovencita. Si
entraras con nosotros sin saber usar la magia de la luz, quedarías atrapada
dentro para toda la eternidad.
Sin más objeciones, Kira, Valtron y Blarg no tienen
más remedio que esperar mientras el anciano junto con Jacs y Xolfia descienden
por las escaleras hasta un santuario secreto en el cual hay un estanque en el
medio.
Xolfia -¿Es aquí? –inquiere confundida al no ver más
que el estanque frente a ellos.
Jacs -…yo no veo nada. –agrega igualmente
confundido.
Genval les advierte: -A partir de ahora debo
pedirles que encanten un objeto con magia de luz y manténganlo así mientras
estén dentro, ya que de lo contrario se perderán.
Jacs -¿Entrar a dónde?
En vez de responderle. Genval se vuelve hacia el
estanque y con sus poderes hace que el agua emita un resplandor sobrenatural,
revelando así unas escaleras ocultas debajo del agua que continúan el camino. Una
vez ambos han encantado su espada y su bastón mágico siguen a Genval, que los
guía por las escaleras.
Por instinto, Jacs y Xolfia intentan aguantar la
respiración una vez que su cabeza se sumerge en el agua ahora de color dorado,
pero el anciano puntualiza que no es necesario hacer eso. –Pueden respirar
normalmente. –les asegura divertido.
Al adentrarse en las aguas, la luz los abandona poco
a poco hasta sumirse en una oscuridad casi total. De pronto se ven a sí mismos
caminando en lo que parece ser el espacio exterior, contemplando constelaciones
y galaxias lejanas. Mientras caminan detrás de Genval notan que la luz sus
objetos encantados revela un camino invisible a simple vista, que parece brillar
con la luz de sus tesoros mientras lo recorren.
Xolfia -¿Qué es eso?
Genval le responde: –Es el camino que lleva a la
piedra. Usen su luz para no perderlo de vista y manténganse detrás de mí en
todo momento.
Después de lo que parece una eternidad caminando
entre un laberinto de muros invisibles, llegan a una cámara oculta en la que
descansa la última piedra del legado del cielo, misma que está protegida por
una barrera de luz que Genval hace desaparecer. –Esa es la piedra. Pueden
tomarla.
Entre tanto, en la superficie, la espera se hace
insoportable para Kira. –Ya han tardado demasiado, ¿pero qué es lo que estarán
haciendo allá abajo?
Valtron, que lo toma con paciencia reclinado sobre
un árbol intenta apaciguarla. –Calma, Kira. Tenemos que ser pacientes.
Kira –Parece que te tomas las cosas muy a la ligera,
Valtron. Galiax y sus hombres podrían llegar en cualquier momento.
Makia –…quizás más pronto de lo que imaginas, niña.
La voz de Makia los hace azar la vista. Allí,
flotando en el aire está Doran, quien les apunta con un hechizo de luz.
Valtron -¡Rayos! –exclama al tiempo que desenfunda
su espada.
Doran –Galiax no tardará en llegar hasta aquí, así
que será mejor que se lo tomen con calma y no hagan ninguna tontería si no
quieren morir, así que denos las piedras antes de que decidamos acabar con ustedes.
Kira comprende la difícil situación en la que se
encuentran. –Sin Jacs no podremos pelear –le murmura a Valtron.
Blarg se pone de pie con toda calma sacando sus
espadas. –Parece que te han olvidado que yo estoy aquí. Si Galiax todavía no
está aquí, conmigo será más que suficiente para acabar con estos dos.
Valtron –¡Más te vale darte prisa, Jacs!
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