19 mayo, 2024

Dragon Legacy, Vol.1: Capitulo 41

 


Los centinelas de Volgia


La batalla en el pilar del cielo ha comenzado, y mientras que Astrid y Doma lograron derrotar a los dragones de tierra gracias a su astucia, Leiyus por otra parte debe enfrentarse él solo a dos de los más poderosos guerreros de Volvió. Por si fuera poco, Kindolf y Dine deben hacer su parte haciendo frente al ejército interminable de dragones negros y resucitados.

 

Leiyus y Ráfaga se encuentran enfrascados en una encarnizada batalla de golpes y patadas. En medio del intercambio de puñetazos, Ráfaga logra penetrar las defensas de Leiyus y consigue asestarle un golpe directo en el rostro. A pesar del dolor, el guerrero logra recuperarse y le lanza un puñetazo directo al rostro que sólo roza el aire. Para cuando Leiyus se da cuenta, Ráfaga ha logrado evadir su puño.

 

Delta, por su parte, interviene atacándolo con una patada que afortunadamente Leiyus consigue detener interponiendo su propia rodilla, y mientras él y Delta combaten, Ráfaga aprovecha el momento para preparar otro rugido de dragón, apuntando directo hacia ellos.

 

Como si pudiese ver lo que su colega planea detrás de ella, Delta se aparta un instante antes de que el rugido de dragón la alcance, atrapando a Leiyus en una fuerte explosión, pero para sorpresa del par de dragones oscuros, su oponente no tarda en emerger de nuevo de entre el polvo y los escombros ileso.

 

El asombro inicial de Ráfaga pronto es sustituido por una sonrisa –Ya entiendo… ¡Fuiste muy astuto al usar el poder de la intangibilidad en el último minuto, pero ya deberías saber que en esa forma, no podrás escapar de nosotros!

 

Leiyus entonces los mira fijamente, jadeando a causa del constante esfuerzo. ¿Qué es ese poder que acabo de sentir…? Estoy seguro que no pertenecía a Ráfaga…”

 

Ráfaga –¡Eres una vergüenza! –le recrimina a Leiyus-. ¡La autentica fuerza y ferocidad del Dyamat original, era inigualable en combate! ¡Comparado con él, sólo eres un desperdicio de potencial! Cuando acabemos contigo, Volgia hará buen uso de ese potencial tuyo desperdiciado.

 

Delta –Ya que estamos de buen humor, te confesaremos un secreto: la perla que tanto buscas se encuentra en el interior de la torre central. Es una lástima que nunca llegarás a ella, ya que antes de que puedas dar dos pasos más, ¡nosotros ya nos habremos encargado de mandarte al infierno!

 

Leiyus “¡¡Maldita sea!!” –piensa con creciente desesperación- “¡A este paso, jamás podré vencerles juntos…! Ellos tienen un patrón de ataque…. ¡Debo analizarlo y encontrar su punto débil! Un momento…”

 

A su mente entonces acuden las escenas previas del combate en las que Ráfaga y Delta se dedican a atacarle por turnos. –¡Eso es! –exclama en voz alta.

 

Con un renovado espíritu de pelea y haciendo acopio de fuerzas de su maltratado cuerpo, Leiyus hace el primer movimiento dirigiéndose a gran velocidad hacia Ráfaga, quien ya lo espera pacientemente y con los brazos cruzados. Repentinamente, Leiyus cambia bruscamente de dirección y en vez de atacarlo a él se dirige a máxima velocidad hacia Delta, a quien toma desprevenida.  -¡Delta! ¡Cuidado! –la previene demasiado tarde su compañero.

 

Delta es golpeada en el vientre con una parada tremenda por parte de Leiyus, que logra derribarla del aire en el acto. Después de caer al suelo con pesadez, ella logra levantarse de inmediato, sumamente enfurecida, y entonces lo ataca con todas sus fuerzas sin siquiera pensarlo, pero para sorpresa suya, Leiyus logra evadir la mayoría de sus golpes, mientras que el resto simplemente los bloquea sin dificultad. Cuando ella finalmente comienza a cansarse de la ofensiva, Leiyus pone fin al encuentro hiriéndola con su espada corta, que había mantenido oculta detrás de su espalda todo ese tiempo sobre el hombro.

 

Ráfaga –Tonta, ¡te dije que tuvieras cuidado! –la reprende, iracundo al verla herida.

 

 

Cegada por la ira, Delta ignora a su colega mientras se cubre la herida con la mano. -¿Cómo…? ¡¿Cómo fue capaz de herirme esta basura?!

 

Leiyus sonríe al ver que su estrategia ha tenido éxito. –Muy simple –explica, muy sonriente-. Me di cuenta de que ustedes dos pelean conjuntamente para cubrir las debilidades del otro.

 

Ráfaga -¿¡Cómo dijo?! –exclama, furioso.

 

Leiyus -¡Así es! Mientras que tú te especializas en la ofensiva, ella se dedica a la parte defensiva. Sabiendo esto, si los obligo a cambiar sus patrones de ataque y por ejemplo, consigo que Delta sea quien me ataque, su defensa disminuirá significativamente en ese instante. Lo mismo pasa contigo cuando estas a la defensiva, Ráfaga. ¡Esa es la razón por la que ella siempre interviene cada vez que tú y yo estamos peleando!

 

Delta -¡Miserable…!

 

-En otras palabras –continúa Leiyus-. Sus técnicas están tan especializadas, que les es imposible a ambos atacar y defenderse a la vez. ¡Esa es la verdadera razón por la que siempre atacan como dúo!

 

Repentinamente, en lugar de enfurecerse más, Ráfaga ventila toda su frustración echándose a reír con ganas. –¡Me sorprende lo suspicaz que es este chico! Creo que no debimos subestimarte tanto.... Pero, ¿por qué nos dijiste todo eso? Ahora sabemos cuáles serán tus intenciones en el próximo ataque. ¡No hay manera que puedas evitar que te ataquemos en conjunto ahora!

 

Leiyus –De todas formas, sólo se necesitaba que alguno de ustedes se diera cuenta de lo que ocurría para que mi estrategia de separarlos perdiera su efectividad… Si de verdad quiero ganar, ¡tendré que encontrar alternativas que los obliguen a cambiar de estrategia constantemente! ¡Así, no podrán anticiparse a mis ataques!

 

Ráfaga se encorva para ponerse en posición de ataque. –¡Adelante, estoy ansioso por ver qué más tienes, resurrección de Dyamat! –lo anima, desplegando una gran sonrisa de satisfacción…

 

-o-

 

Habiendo decidido dejar de pelear en contra de las interminables hordas de dragones para ahorrar sus energías, Dine y Kindolf deciden en su lugar escapar de los dragones negros y resucitados que no paran de acosarlos, los cuales ya se cuentan por miles, y están en todas partes.

 

Kindolf -¿¡Alguna otra brillante idea?! –le pregunta acusatoriamente y con el aliento entrecortado a Dine sin dejar de correr de un lugar a otro junto con ella mientras son perseguidos por infinidad de dragones.

 

Dine –No podemos con tantos. ¡Son demasiados para nosotros dos! ¡Tenemos que buscar un lugar seguro!

 

Kindolf –Lamento romper tu burbuja, ¡pero aquí no hay lugar dónde escondernos, y la torre principal está muy lejos de nosotros!

 

Dine –¡Entonces tenemos que llegar a ella a toda costa! –insiste ella.

 

Dicho esto, ambos corrigen drásticamente la dirección en la que huyen para ponerse en camino a toda velocidad rumbo a la gran torre, pero apenas intentan cruzar uno de los puentes de cristal que unen las plataformas, uno de los dragones enemigos les corta el pazo aterrizando en medio del puente.

 

Rápidamente, ellos dan la media vuelta con intención de regresar a la plataforma, pero antes de que puedan hacerlo, un segundo dragón les bloquea el retorno, dejándolos atrapados en medio del precario puente.

 

Desesperado y sin saber qué hacer, Kindolf pierde la compostura y salta al brazos de Dine, lloriqueando. -¡¡Van a destruir el puente con nosotros… y no sé volar!!

 

Dine trata de quitarse al caballero de encima a la vez que trata de pensar en una rápida solución a su predicamento, pero la presión del momento, así como la continua distracción que le causa su amigo no le permiten pensar claramente.

 

-¡Quítate de encima, Kindolf! –le ordena a éste, intentando apartarlo de ella con los brazos e incluso con los pies, pero sólo consigue que él se aferre a Dine con más fuerza.

 

Repentinamente, un tercer dragón negro que sobrevuela la zona baja en picada hacia ellos con la intención de romper el puente, y a sólo unos metros de cumplir su cometido, de la nada reaparece Astrid, derribándolo de una sola poderosa patada. Detrás del dragón resucitado que bloqueaba el puente también aparece Doma, eliminando a la criatura haciendo uso de un hechizo de luz.

 

Dine -¡Mira, es Doma! –dice con alivio junto a Kindolf, todavía pegado a ella-. ¡Estamos a salvo!

 

Con el camino ya libre, ambos echan a correr hacia la próxima plataforma para reunirse con sus amigos, que son protegidos de los continuos ataques de los dragones por una barrera de energía generada por Doma.

 

Dine –Me alegra ver que ustedes dos están bien –dice apenas reunirse con ellos-. ¡Me tenían muy preocupada por ustedes!

 

Kindolf –Olvídense de los reencuentros. ¡Ni siquiera con Astrid y Doma podremos con todos estos dragones asechándonos! –afirma, al borde de la histeria.

 

Astrid –¡Él tiene razón, debemos salir cuanto antes de este lugar, o no nos mantendremos con vida por mucho tiempo!

 

Doma –Descuiden –los tranquiliza-, tengo una idea. Creo que puedo usar el mismo hechizo que Laurel usó para transportarnos a donde se encuentra Leiyus.

 

Kindolf -¡Y por qué no habías dicho nada! –le recrimina.

 

Doma –Porque no estoy seguro si resulte. Además, mi versión sólo funciona a cortas distancias, y mientras hago el hechizo, el escudo que nos protege desaparecerá. ¡Necesito que ustedes formen un escudo provisional con su energía mientras yo preparo el hechizo de transportación!

 

Astrid –¡Pero Doma, tú eres el único de nosotros que sabe usar magia blanca!

 

Doma –Eso no es verdad. Si transfieren su energía a Dine, ella podrá usar su poder para crear una barrera.

 

Acto seguido y sin perder tiempo, Dine, Kindolf y Astrid se toman de las manos alrededor de Doma y se preparan para crear la barrera que sustituirá a la de su amigo dragón.

 

Doma –¿Listos? ¡¡Ahora!!

 

Instantáneamente la barrera de Doma que los protegía desaparece sobre ellos, pero casi al mismo tiempo, emerge otra barrera, esta vez generada por la energía de sus tres amigos. Al percatarse de esto, los dragones a su alrededor intensifican el ataque sobre la barrera mientras los segundos avanzan lentamente para ellos.

 

Doma -¡Insta-motus! –finalmente exclama una vez consigue preparar el hechizo.

 

Los cuatro entonces se ven transportados instantáneamente a la plataforma en la que Leiyus, Ráfaga y Delta se encontraban luchando en ese momento.

 

Kindolf -¡Leiyus! –exclama sorprendido apenas verlo.

 

Dine –¡Qué bueno ver que estás a salvo!

 

Leiyus los recibe con una sonrisa.  –Bueno, todavía me conservo de una sola pieza, pero no estoy bien del todo… -les asegura, girando su cabeza en dirección a sus enemigos dragones, que flotan sobre el aire.

 

Ráfaga -¿Qué? ¡Cómo demonios llegaron hasta aquí! –exclama al verlos aparecer allí de repente.

 

Kindolf –Hemos venido a echarte una mano con estas dos lagartijas super desarroladas, Leiyus –le asegura tras reunirse con él.

 

Leiyus –Olvídenme a mí. ¡Rápido! ¡No hay tiempo que perder! –les advierte a sus amigos-.  ¡Deben entrar a la torre principal y encontrar la quinta perla dorada para que puedan revivir a Dyamat!

 

Doma –¿Estás seguro que la perla se encuentra en el interior de la torre?

 

Leiyus –Sí, ellos acaban de confesármelo… Si Dyamat resucita, él podrá acabar fácilmente con ellos antes de encargarse de Volgia. Lamento decirlo, pero yo no soy rival para ninguno de ellos…

 

Doma –Entonces no debemos perder tiempo. ¡Andando todos a la torre! –anima al resto de sus amigos.

 

Astrid –Pero, ¿qué hay de Leiyus?

 

Leiyus –Yo sabré cuidarme -les asegura-. La torre no está muy lejos de aquí. ¡Apresúrense! –insiste en tono apremiante.

 

Obedeciendo sus deseos, sus amigos lo dejan atrás mientras se dirigen hacia la entrada de la torre, la cual no se encuentra muy lejos de ese lugar.

 

Delta –¡Malditos gusanos… No se los permitiremos! ¡¡Ráfaga!! ¡Llama a los dragones! –le ordena.

 

Ráfaga permanece en silencio por un breve momento, con la mirada reflexiva. –No… tengo una mejor idea. ¡Quiero que vayas tú personalmente, y te encargues de esas molestias!

 

Delta -¡Qué! ¡¡Estás loco!! ¡¡No puedo dejarte solo!! ¡Somos un equipo! –le reprocha.

 

Ráfaga -¡¡Silencio!! –dice cortantemente-. Ahora que nuestro enemigo ha descubierto nuestro estilo de pelea, no tiene caso que los dos sigamos luchando. Una pelea en equipo con nosotros dos sólo se convertiría en una ventaja para él.

 

Delta -…está bien, como quieras. –asiente, resignada antes de volar tras los amigos de Leiyus.

 

Leiyus –¡Espera! –le grita a la dragona oscura, intentando alcanzarla tras alzar el vuelo tras ella, , pero apenas avanza unos metros, es golpeado brutalmente por Ráfaga por la espalda.

 

Ráfaga -¡¿A dónde crees que vas?! ¡Tú y yo todavía no hemos terminado nuestro encuentro!

 

Al mismo tiempo los amigos de Leiyus logran llegar a la base de la torre cuando de pronto, se siente un terremoto que los toma por sorpresa. Desde lo alto de la torre, se dispersa una cantidad inimaginable de dragones resucitados que bajan en picada con dirección a la tierra. Así mismo, el resto de los dragones negros que permanecían en la periferia a la espera en las plataformas circundantes se les unen abandonando completamente el área.

 

Kindolf -¿Qué está pasando? –inquiere sin dar crédito a lo que ve.

 

Doma –Parece que ya ha comenzado… ¡Volgia ha ordenado a sus legiones invadir la tierra! ¡Si no nos damos prisa, esas criaturas terminarán por arrasar el mundo entero!

 

Sin perder tiempo, los cuatro se aventuran al interior de la torre a través de una de sus muchas aberturas, que cumplen la función de respiraderos en la base de ésta, apenas lo bastante grande para que puedan pasar por allí. Una vez en su interior, los héroes se topan con algo extraño: en medio de la base de la torre yace una esfera de energía azulosa que ilumina todo el lugar.

 

Astrid -¿Qué es esa cosa?

 

Doma –Debe ser el corazón del pilar… -conjetura.

 

Kindolf -¿El corazón del pilar? –repite intrigado.

 

Doma –La base de esta torre es el control maestro de la gravedad de este lugar. Esa esfera que ustedes observan, es la que permite al pilar del cielo mantenerse a flote de manera indefinida. No se acerquen mucho a ella, o podrían ser atraídos por la distorsión gravitatoria que genera.

 

Delta –Si yo fuera ustedes ¡me preocuparía más por otras cosas! –exclama, en el momento de asestar un fuerte puñetazo sobre el suelo en el que momentos antes ellos se encontraban antes de saltar al aire para evadir su ataque.

 

Dine –¡Es Delta!

 

Kindolf -¡Esa bruja nos siguió hasta aquí!

 

Delta –¡Así es! ¡Así que si saben lo que les conviene, salgan de este lugar antes de que me enfade de verdad con ustedes!

 

Los cuatro retroceden sin saber cómo enfrentara al poderoso enemigo. –Creo que no tendremos otra opción más que luchar con ella… -murmulla entre dientes Doma al resto de sus amigos.

 

Delta –La última vez que nos encontramos, no tuve oportunidad de demostrarles mi verdadera fuerza, ¡así que no esperen que esta sea una batalla que puedan ganar!

 

Repentinamente, Dine da un paso al frente y hace frente a la dragona oscura con su propia técnica. -¡Aura del dragón!

 

El poderoso dragón hecho de aura, aparece desde el cuerpo de Dine, abriendo sus fauces antes de lanzarse directo hacia Delta, quien hace un movimiento con la muñeca para defenderse. -¡Abisma!

 

Entre el dragón y ella aparece un agujero negro, el cual devora al dragón sin dejar rastro de éste.

 

Dine -¡¡No puede ser!! –exclama, impresionada.

 

Delta –Ya tuvieron su oportunidad. ¡Ahora es mi turno! –dice, sin poder contener su odio-. ¡¡Tempesta!!

 

Un potentísimo trueno surge de la mano de Delta, cayendo justo en medio del grupo antes de que puedan reaccionar, lo que causa una explosión bajo sus pies que los arroja con violencia en direcciones opuestas.

 

Tras el ataque, Delta ríe satisfecha apenas ver que ninguno es capaz de levantarse después de recibir aquél golpe. –Esto apenas es el inicio de su final…


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