Hacía
mucho que no escribía un artículo para romper las publicaciones, así para esta
ocasión, he preparado algo distinto...
Desde
que tengo memoria, la animación siempre ha sido uno de mis campos artísticos
favoritos. Esto se remonta a la época en la que miraba televisión por las
tardes, mucho antes de saber sobre estudios de animación y nacionalidades. En
ese entonces, tenía claro que había dos categorías para los programas que veía:
los shows normales, y aquellos… diferentes.
En
aquél entonces no era capaz de precisar qué es lo que hacía a estos últimos tan
geniales y diferentes, pero era claro que había un elemento que los hacía
diferentes. No es sino hasta que llegué a la edad adulta que fue cuando me di
cuenta que el ese “ingrediente” principal era su estilo de animación.
Para
muchos, puede que les sorprenda saber que muchos programas de caricaturas
originales de Estados Unidos y Europa fueron co-producidos estudios de
animación japoneses.
Retomando
un poco de historia, la animación japonesa en sus inicios y al menos hasta los
años 70’s, no era precisamente reconocida por ser la mejor de todas. De hecho,
la gran mayoría de estos programas eran creados con un número muy bajo de
cuadros por segundo, muy por debajo de sus contrapartes occidentales, tal como
podemos ver en la serie Speed Racer, también conocida como “Meteoro”, la cual
es famosa, entre otras cosas, por las bromas a costa de este programa cuando
los directores de la serie enfocaban por mucho tiempo los rostros inmóviles de
los pilotos para ahorrar recursos de animación.
Pero
todo esto cambió para finales de esa década y principios de los 80’s. El
crecimiento de la economía de aquél país también fue un factor muy importante,
lo que dio como resultado un florecimiento en la industria de la animación.
Esta industria creció y maduró tanto, que llegó no sólo a competir con estudios
de animación occidentales, sino que también surgieron infinidad de
colaboraciones que dieron como resultado programas de televisión producidos y
dirigidos por estudios occidentales, pero animados, al menos parcialmente, por
estudios japoneses, dando como resultado una gran cantidad de programas de televisión
tan buenos, que hasta nuestros días, siguen dando de qué hablar. He aquí algunos ejemplos:
Thundercats
Uno
de mis programas favoritos de antaño que me cautivó por tener una de las
mejores intros animadas hasta la fecha.