22 septiembre, 2019

Una historia de la jungla: Capítulo 30




La segunda parte de "El rival de Mali", y con esto concluye el primer volumen de Una historia de la jungla. Agradezco a todos los lectores que singuen este y otros proyectos, pero más que nada, por su paciencia. Muy pronto habrá más contenido aquí, en Pagina Unno. ¡Hasta la próxima aventura!







El rival de Mali: parte II

Mali y Xin se miran el uno al otro fijamente. Ambos han quedado lastimados por el combate, pero ninguno da muestras de malestar para no mostrar debilidad.

-Debo admitirlo… -admite Xin-. Soy campeón de artes marciales, y jamás en mi vida me había enfrentado a alguien como tú. No solo eres rápido, también eres el primero en soportar un golpe como ese y ser capaz de ponerse de pie en tan poco tiempo.

-Detesto pelear -le responde Mali-. ¡Odio tener que recurrir a la violencia y hacer daño a otros! ¡Pero tampoco voy a permitir que causes más daños!

Dicho esto, ambos contendientes se lanzan el uno con el otro hasta que sus puños colisionan el uno con el otro. Xin entonces sorprende a Mali lanzándole una patada en los costados que lo saca de balance y con un revés lo lanza con fuerza de espaldas, pero en vez de caer, Mali aprovecha el impulso apoyándose en el suelo con las manos y se lanza de cabeza contra Xin, quien recibe un tremendo golpe en el abdomen.

Ambos entonces saltan al aire entrecruzando caminos al tiempo que ambos se atacan el uno al otro, aterrizando en postes de luz y edificios antes de tomar impulso para atacarse de nuevo. La velocidad y furia con la que los dos pelean termina por consternar a Tisca, quien observa impotente el combate.

En cierto momento, ambos logran golpearse el uno al otro en el rostro, haciendo que ambos caigan pesadamente al suelo sólo para momentos después recuperarse y volver a la carga.

Finalmente, en lo que es el clímax del combate, ambos se lanzan una vez más el uno contra el otro y sin importarles nada más, y comienzan a atacarse a patadas y puñetazos con todas sus fuerzas. Pronto, la gravedad comienza a hacer efecto en ellos y sin dejar de atacarse, ambos empiezan a caer a una velocidad cada vez más vertiginosa desde una considerable altura.

Por un momento Xin logra tener una ventaja al apresar la cabeza de Mali entre sus brazos, y rápidamente lo coloca debajo de él para que éste reciba toda la fuerza del impacto de la caída en la cabeza.

Desde el suelo Tisca y Capricia observan impotentes la escena. -¡Mali!

A sólo un segundo de impactar con el suelo, Xin patea con fuerza a Mali, quien recibe toda la fuerza del impacto y del golpe en su vientre mientras que Xin logra aterrizar de pie, intacto.

Tisca no tarda en correr a su lado. -¡Mali! ¿Te encuentras bien? -no hay respuesta...

Xin camina hacia ellos, dispuesto a continuar la pelea, pero Capricia le sale al paso. -¡Ya es suficiente! ¡Si quieres hacerle daño a Mali, tendrás que pasar sobre mí primero!

En ese momento Mali vuelve en sí. -¡Mali! ¡Aguanta! -le implora Tisca, quien lo sostiene en brazos. No pasa mucho para que él se ponga de pie con sus propias fuerzas.

Xin permanece de pie por un momento, observándolo a él y a las chicas, luego les da la espalda y se aleja de allí caminado.

-Esto... no ha terminado...-pronuncia con la respiración agitada antes de marcharse. Saltando con gran agilidad sobre los postes y los techos.

Poco después, Tisca y Mali regresan a la mansión. Allí, ella se reúne con él en su habitación, y apenas entra lo encuentra sentado en su cama, encorvado, lo que le hace pensar que quizás esté herido, o triste.

-Mali. ¿Estás lastimado? -pregunta estirando el cuello hacia él para verle el rostro, encontrándose, no sin sorpresa a Mali lamiendo sus heridas como si se tratase de un gato-. Oye, ¡qué crees que haces! –le pregunta ella, extrañada.

-Son sólo algunos rasguños y heridas superficiales -le asegura-. Nada de qué preocuparse.

Después de escucharlo, la ira y la preocupación que acogía a Tisca se disipan. –Tienes  la cabeza más dura de lo que pensé –dice ella con alivio.

-Sí... -responde Mali en un tono más serio-. Pero no me gusta pelear. No entiendo por qué ese tipo desea tanto pelear conmigo...

Tisca pasa los siguientes minutos contándole cómo conoció a ese chico días antes en la ciudad, después, Mali comenta el incidente que tuvo en la entrada en la escuela con Xin.

-Con que era eso... -dice Tisca

-¿Qué quieres decir?

-No es que Xin sea una mala persona. Él sólo malinterpretó mis palabras y tus acciones. Estoy segura que si hablo con él mañana, todo se arreglará –le asegura para después ponerse de pie de un salto-. ¡Mañana arreglaremos este asunto, ya lo verás!

Al escuchar esto, Mali sonríe con ella.

El siguiente día en la escuela, Tisca y Mali van de camino a su salón de clases cuando aparece Xin caminando hacia ellos en dirección opuesta hasta que Mali y Xin se ven las caras de nuevo.

-Tu nombre es Mali, ¿no es cierto?

-Así es...

-La pelea que tuvimos ayer… Ni siquiera fui capaz de predecir tus movimientos.

-Xin, escucha. Quiero que dejes de intentar pelear conmigo. Nada bueno saldrá de esto.

Tras escucharlo Xin, intenta disimular una sonrisa burlona. -Quiero hacerte una proposición: Tengamos un último encuentro para ver quién es el más fuerte de los dos. Si ganas, prometo que dejaré a Tisca en tus manos.

-¿Y qué pasará si me rehúso a pelear?

-Entonces continuaré siendo una sombra en tu vida. No descansaré hasta haberte derrotado, así que prefiero hacerlo en un duelo honorable. Nos veremos esta tarde en el edificio en construcción que se encuentra en el centro de la ciudad. Tisca sabe cómo llegar. Y por tu propio bien, espero que no te acobardes.

Dicho esto, Xin continúa su camino. Tisca por su parte, lo sigue con la mirada con un dejo de consternación.

Horas después Tisca busca incansablemente a Xin, a quien encuentra sentado solo bajo un árbol del jardín de la escuela. -¿Xin?- Una vez a su lado se sienta con él comienzan a conversar.

-He estado buscándote para devolverte esto -afirma Xin al tiempo que le entrega el pañuelo de seda a Tisca en las manos.

-Muchas gracias…

-No estás aquí por eso, ¿o sí, Tisca?

Después de una breve pausa, ella le responde: -¿Por qué quieres pelear con Mali?

-Al principio quería hacer justicia por lo que me dijiste. Me sentía culpable que hayas arriesgado tu vida por salvar a mi abuela. Luego entendí que en realidad confiabas en que ese chico estuviera contigo para salvarte.

-¡Pero no es así como son las cosas! Debo admitir que ese día estaba enfadada con él, pero mi mal humor era infundado. Estaba en ese estado porque me asustó mucho pensar que quizás pude haber perdido la vida, o cuando menos, salir lastimada.

-Ese chico… Mali. ¿Te gusta?

-¿Quién? ¿Mali? ¡Claro que no! -replica ella con una sonrisa nerviosa-. Él y yo no siempre nos llevamos muy bien que digamos, pero es una gran persona, y aunque siempre me está fastidiando, también reconozco que siempre hace su mejor esfuerzo para tratar de enmendar sus errores. No me gustaría que saliera lastimado por culpa mía... Así que, ¿podrías cancelar el encuentro?

Xin reflexiona unos momentos en silencio para luego ponerse de pie. -Lo lamento, pero ahora que lo he desafiado frente a todos, mi honor como peleador no me permite retractarme. Nos vemos, Tisca -se despide mientras se aleja caminando.

Esa tarde Tisca regresa sola a casa a bordo de la limusina. Al mirar por la ventana con aire pensativo recuerda las últimas palabras de Mali antes de partir por su cuenta.

Iré al encuentro solo, Tisca. No quiero que me sigas, podrías resultar herida… Te prometo que estaré bien”.

A su vez, en alguna parte de la ciudad, Mali se presenta para el encuentro en el terreno donde se construye el edificio. Allí lo espera Xin, sentado en una de las vigas altas del edificio en construcción, que al verlo, baja de un salto para quedar a tan sólo unos metros de distancia de él.

-He venido, tal como acordamos.

-Excelente... Nadie trabaja en la construcción a estas horas. No habrá nadie que nos interrumpa.

-Antes de comenzar, quiero asegurarme de que cumplirás tu palabra: Si yo gano, aceptarás tu derrota y dejarás de intentar pelear conmigo.

-...y si yo gano, te alejarás de Tisca y de su familia.

-De acuerdo…

-¡Entonces que dé comienzo el comienzo el combate!

Tan pronto como puede, Xin se lanza dando una patada que Mali esquiva de un salto para después aterrizar cerca de una viga de soporte del edificio, cuya superficie resulta dañada luego de que Xin intentase golpear a Mali nuevamente, pero es lo bastante rápido para dejarse caer al suelo y usar sus piernas para patear Xin con fuerza hasta hacerlo caer en un remolque de aluminio, causando una enorme abolladura en el lado en el que éste impacta. Xin se recupera del golpe casi de inmediato y sigue a Mali, quien para entonces salta hacia los pisos superiores del edificio en construcción. Una vez ambos se encuentran de pie en una angosta viga, Mali toma una tabla de madera que usa a manera de arma. Xin hace lo mismo con un tubo de metal.

Ambos contendientes continúan la pelea en las alturas sin darse cuenta que ambos se acercan peligrosamente al borde de la viga en la que se encuentran luchando, y para cuando Mali se da cuenta que ha quedado acorralado, ya es demasiado tarde. Xin intenta hacerlo caer intensificando su ataque con el palo hasta que logra darle un empujón lo suficientemente fuerte como para sacarlo de balance, pero en el último momento, Mali logra asirse de la viga de acero abrazándola con los pies y en una increíble muestra de habilidad, logra hacer un giro en el aire hasta caer en el piso inferior. Xin no tarda en ir tras él.

-Eres muy hábil, quizás más que yo, pero careces de la convicción y la fuerza necesarias para ser un buen peleador –confiesa Xin a Mali.

“Sólo necesito encontrar el momento correcto para atacarle y dejarlo fuera de combate” -Piensa Mali para sus adentros.

Xin aprovecha su distracción para arrojarle la barra de acero al rostro, logrando apenas esquivarla, permitiendo que Xin se acerque a él y lo derribe de una patada, haciéndolo caer por un agujero dos pisos abajo. Mali no tiene tiempo para reaccionar al daño que ha recibido ya que es obligado a apartarse rápidamente del lugar en el que ha caído tratando de evadir una poderosa patada de Xin.

Es hasta ese momento que Mali nota una bolsa de cemento en polvo cerca de él, la cual toma y arroja a los pies de Xin. El polvo que el saco levanta sirve para que Mali intente atacarle por sorpresa, pero pronto se da cuenta que su enemigo ha desaparecido del lugar en donde se encontraba…

Entre tanto, en la mansión, es la hora de la comida, y Tisca se encuentra como de costumbre comiendo con su madre, quien nota de inmediato la actitud distante y pensativa de su hija.

-¿Qué sucede, hija? ¿A caso te preocupa algo?

Tisca tarda unos minutos en contestar. -Mamá... ¿tú crees que Mali sea capaz de lastimar a alguien?

-Por supuesto que no, querida. Él es un muchacho muy amable y tranquilo.

-Pero, ¿y si no le dejaran otra opción más que defenderse?

Tras terminar de masticar un bocado, su madre se limpia los labios con una servilleta de tela con delicadeza y deja los cubiertos en la mesa: -¿Alguna vez te he contado por qué traje a Mali a vivir con nosotros, cariño?

Tisca responde negando con la cabeza con sorpresa.

-Ta vez no te lo parezca ahora, pero Mali no siempre estuvo de acuerdo en dejar su aldea natal para venir a vivir a la ciudad, pero hay un buen motivo para ello. Mali es un muchacho que creció feliz viviendo en la jungla hasta hace muy poco… Lo que estoy por contarte no quiero que lo comentes con Mali, pues estoy segura que a él le traería muy malos recuerdos...

“Hace unos cuatro años, la guerra estalló entre la tribu de Mali y una tribu rival. Su padre, como líder de su tribu, fue asesinado a manos de sus enemigos. Desde aquél entonces él tuvo que hacerse cargo de su gente. Eso lo hizo pasar por duras pruebas que lo marcaron de por vida. La guerra entre los clanes terminó recientemente, pero todavía había personas que querían causarle mal a Mali, es una de las razones más fuertes por las que lo traje a la ciudad a vivir con nosotros”

-Aquí en la ciudad Mali no tiene que preocuparse por esas cosas, la verdad es que no sé qué podría pasar- Al ver la expresión de preocupación de su hija, Acanta se apresura a agregar: -No te preocupes, cariño. Mali nunca provocaría a nadie.

Tras escuchar a su madre, Tisca recuerda los repentinos arranques de furia de Mali que presenció durante la última batalla, entonces Tisca se levanta apresuradamente de la mesa y sin decir nada, se apresura a salir por la puerta principal. -¡Espera, cariño! ¿A dónde vas?

Una vez afuera, la consternación de Tisca crece. -¡Qué tonta fui al no haber acompañado a Mali! ¡Espero llegar a tiempo!

De vuelta en el terreno baldío, Xin comienza a ejercer cada vez mayor pasión sobre su adversario hasta llegar a dominar la batalla. Mali entonces se obligado a replegarse debido a la constante lluvia de golpes del que es objeto por parte de Xin.

-Como dije anteriormente, ¡podrás ser fuerte, pero creces de la fuerza para ser un verdadero guerrero!

Haciendo uso de su golpe más poderoso, Xin lanza a Mali del edificio haciéndolo caer pesadamente dentro de contenedor de arena, varios pisos más abajo. No pasa mucho para que Xin descienda para comprobar si su adversario ha sido vencido, pero para su sorpresa encuentra a Mali de pie. Su mirada, normalmente alegre y gentil, ha sido reemplazada por una mirada más fría y seria. 

-Ningún ser humano puede caer desde esa altura y salir ileso –exclama Xin con sorpresa- ¿A caso no eres humano?

-Por favor... detén esto... no quiero... lastimarte –dice con la voz entrecortada, no debido al esfuerzo de la pelea, sino tratando de contener su creciente furia.

-Terminaremos esto cuando renuncies a Tisca –propone Xin.

-No lo haré...

-¡Entonces te obligaré a hacerlo! -lo amenaza lanzándose contra él con una serie de puñetazos en el abdomen de los que Mali ni siquiera intenta defenderse.

Xin continúa su ataque con golpes cada vez más poderosos, entonces se prepara para darle el golpe final con todas sus fuerzas. De pronto, Mali reacciona bloqueando el puñetazo con su palma fácilmente, lo que toma por sorpresa a Xin, y en el momento en el que Mali alza la vista para mirarlo de frente, nota el vacío de sus ojos, así como una extraña serie marcas negras que han aparecido en sus brazos.

Con un grito de furia que resuena por todo el lugar, Mali lanza a Xin de un rodillazo al aire y de un salto lo alcanza, atrapando su cuello con su antebrazo para después arrastrarlo por una de las paredes de concreto del edificio en construcción. Después de recibir aquél castigo, Xin es capaz de levantarse con tan sólo un poco de sangre emanando de su cabeza sólo para volver a la carga.

Ambos contendientes se traban en una feroz lucha cuerpo a cuerpo que termina con Mali lanzando a Xin por los aires con un fuerte gancho al mentón, causando que éste se estrelle contra el techo, cuya fuerza de impacto hace trizas. Xin, así como los escombros son detenidos por el techo superior para después caer pesadamente al suelo. Lastimado por el ataque anterior, Xin trata de incorporarse con dificultad haciendo uso de sus brazos.

-Qué fuerza tiene... -admite, lleno de frustración y asombro-. ¡Su personalidad cambió radicalmente en un solo instante! ¡Es como si estuviera peleando con una persona completamente diferente.

En eso, una vibración en el suelo lo alerta y con rápidos reflejos logra moverse antes de que Mali destroce el suelo en el que momentos antes se encontraba. Entonces Mali le ataca de frente usando su cabeza de nuevo con tal fuerza, que el cuerpo de Xin resquebraja una pared de concreto de la que se quita poco antes de que Mali la fracture de una patada.

Xin logra poner distancia entre él y su oponente con un salto largo, aterrizando en una viga saliente. Es entonces que se da cuenta que está atrapado entre el abismo y Mali, quien ya se dirige hacia él.

Desesperado, Xin localiza avista una grúa en lo más alto de la construcción con la que hace traza un plan.

-¡Jamás me derrotarás! -lo amenaza para luego saltar a los pisos superiores con gran habilidad. Mali lo sigue, totalmente fuera de sí.

En ese momento Tisca llega a la escena buscando a Mali y a Xin, a quienes no tarda en localizar ascendiendo en esos momentos a la parte más alta del edificio con saltos acrobáticos.

Xin lucha por mantener a raya a Mali, quien hace constantes intentos por darle alcance. Finalmente y después de mucho esfuerzo, Xin logra llegar al brazo de la grúa, que sobresale del edificio. Mali no tarda en darle alcance. Xin espera a que Mali camine sobre el brazo de la grúa para hacer su movimiento. -¡Ahora eres mío!

Con un golpe tremendo, Xin golpea el brazo de la grúa causando una gran sacudida, misma que desequilibra a Mali, entonces Xin aprovecha para acercarse a toda velocidad, tomarlo del cuello y arrojarse con él al vacío.

-¡Estás perdido! ¡Prepárate a recibir mi mejor técnica: el descenso del halcón!

Tisca observa a ambos caer desde la parte más alta de la construcción sin darse cuenta que se encuentra justo debajo del brazo de la grúa, la cual está a punto de ceder por el golpe de Xin y caerle encima.

Haciendo uso de una fuerza sobrehumana, y a diferencia del primer encuentro, Mali logra quitarse de encima a Xin para después tomarlo del cuello y apuntar su cabeza en dirección al suelo mientras descienden. De pronto, la voz de Tisca llamándolo llama la atención de ambos, momentos antes de que una pesada viga de acero caiga muy cerca de Tisca, haciéndola consciente del peligro, pero demasiado tarde para poder apartarse de los escombros que están a punto de caer sobre ella.

Al ver que Tisca está en peligro, la furia de Mali se desvanece, recuperando el control de sí mismo. -¡Tisca, cuidado!

Rápidamente, Mali suelta a Xin y con saltos tan veloces como puede, desciende del edificio para salvar a Tisca. Mali llega justo en el momento en el que el brazo de la grúa está a punto de caerle encima. Para entonces Xin ha logrado recuperar el control de la caída y desciende gradualmente saltando por la estructura del edificio. Para cuando llega al piso, Xin es testigo de cómo Mali y Tisca se pierden entre el hierro retorcido y los escombros que caen con fuerza al suelo.

Siendo testigo de esta escena, el primer impuso de Xin es el de acudir a su auxilio, pero a sólo unos metros de la pila de escombros se detiene en seco, cayendo en cuenta de que probablemente ya es demasiado tarde para hacer algo por ellos, es en ese momento que, habiendo perdido toda esperanza se deja caer de rodillas al suelo.

Instantes después, el sonido de metal chirriar al moverse le hace alzar la vista, y para su asombro encentra a Mali levantando el pesado brazo de la grúa con sus propias manos. Las marcas en sus brazos regresan, pero sus ojos ya no parecen vacíos.

-¡Mali, me salvaste! –exclama Tisca al darse cuenta de que ambos están ilesos, entonces se lanza a abrazarlo con fuerza.

-Me alegra que estés bien. Por poco pensé que no llegaría a tiempo.

Xin observa la escena, atónito, entonces se acerca a ellos. -Ahora comprendo por qué no querías pelear conmigo. En realidad lo que buscabas era no hacerme daño… Eres mejor adversario de lo que pensé... y también eres mucho mejor persona de la que esperaba que fueses -admite, ofreciéndole la mano, misma que Mali acepta estrechar gustoso. Entonces se aleja caminando.

-¿A dónde vas, Xin? -le pregunta Tisca a la distancia.

Xin entonces se vuelve hacia ellos por un momento –Mali, a partir de ahora dejaré de considérate como un enemigo, pero eso no cambia el hecho de que sigas siendo mi rival para conseguir el corazón de Tisca. Buena suerte -se despide de ellos con una sonrisa.

Al día siguiente en la escuela todo regresa a la normalidad: Tisca persigue a Mali por los pasillos, pues éste se ha llevado su almuerzo, el cual se come frente a los ojos de Tisca una vez que ha trepado a un árbol.

-¡Ya verás, chico mono! ¡Estás muy equivocado si no crees que iré a bajarte de allí yo misma!

Aferrándose con manos y piernas al tronco, Tisca comienza a trepar torpemente, y penas ha logrado subir escasos dos metros, cae del árbol. Sorpresivamente para ella alguien la atrapa antes de que se haga daño. Su salvador resulta nada menos que Xin, quien de inmediato le ofrece una manzana. -Toma mi almuerzo -la alienta al tiempo que la baja delicadamente al suelo, luego se aleja caminando sin más, dejando a Mali y a Tisca atrás mirándose confusamente entre ellos por su repentino cambio de actitud.





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