10 noviembre, 2017

Una historia de la jungla: Capítulo 13

Para aquellos que se preguntaron sobre cuál era el tema de la ilustración en la que estoy trabajando, y de la que mostré un avance la semana pasada, notarán que hago referencia a este capítulo en particular.


En esta ocasión, Mali es introducido a un nuevo deporte que se practica en la ciudad, y de paso, se enfrentará a un nuevo rival a su manera muy particular...




Rivales del deporte

Es un día normal de escuela al que Tisca y Mali asisten, y mientras ambos caminan por el campus, pasan muy cerca de las instalaciones deportivas del colegio, en donde en esos momentos se reúne una gran cantidad de estudiantes en la cancha de fútbol, algo que llama la atención de Mali.

-¿Qué están haciendo esos chicos de allá, Tisca? –le pregunta lleno de curiosidad.

-Oh, es sólo el equipo de fútbol soccer. Ahora que lo pienso, la temporada está a punto de empezar, por lo que imagino el equipo de la escuela está reclutando estudiantes con aptitudes atléticas.

Tras notar que Mali apenas la escucha y no quita la mirada de los estudiantes Tisca le pregunta: -¿Qué sucede?

-¿Y qué es el fútbol soccer?

La pregunta la toma por sorpresa –No tienes remedio –dice con resignación-. Es un deporte que se juega alrededor del mundo. ¿Recuerdas al equipo de natación del otro día? Igual que la natación, también es un deporte, sólo que…

Antes de que pueda continuar Nendel los interrumpe presentándose ante ellos con un gran ramo de flores. –¡Tisca, mi amor! Quería preguntarte si tienes algo qué hacer esta tarde.

-No, ¿por qué?

-Porque quería invitarte a una cita romántica al serpentario de la ciudad. ¡Va a haber un espectáculo de serpientes mudando de piel en vivo! –dice con entusiasmo al tiempo que les muestra un programa con una foto de uno de los reptiles, con las fauces abiertas de forma amenazante, y mudando de piel.

La expresión de Tisca de inmediato deja ver su repulsión por la imagen, pero a diferencia de ella, Mali parece más interesado. -¡Yo tenía una como mascota antes de tener a Tiko!

-¿Hablas de tu mono? –pregunta Nendel-. ¿Y qué le pasó a la serpiente?

-Tiko se la comió –encogiéndose de hombros.

Tisca entonces toma a Mali y como pretexto para evitar a Nendel, se lo lleva consigo a donde se llevan las prácticas de fútbol –Lo siento... como te llames, ¡prometí enseñarle a Mali lo que es el futbol soccer!

-¡Ya te dije que soy Nendel! -repone molesto al ver que ellos se alejan, pero su enojo no dura mucho y Nendel decide ir tras ellos. -¡Espera por mí, Tisca mi amor!

Los tres finalmente llegan a los alrededores del campo, que se encuentra lleno de espectadores de la escuela y en donde el entrenador en ese momento da instrucciones a los estudiantes para hacer ejercicios de calentamiento y se preparen para la prueba: -Muy bien, los estudiantes que vienen para la prueba

De pronto el entrenador es interrumpido por el sonido de los cascos de un caballo blanco que se acerca a la cancha, una vez se detiene, del caballo baja un muchacho que destaca por su buen porte. Apenas toca suelo un compacto grupo de animadoras arroja pétalos de flores al piso al tiempo que exclaman su nombre: -¡Roger es el mejor! ¡Roger! ¡Roger! ¡Roger! –gritan al unísono.

El chico entonces toma el altavoz del maestro para dirigirse al público: –Atención estudiantes, todos los aspirantes que deseen formar parte del equipo de futbol soccer, repórtense al centro de la cancha.

Tisca de inmediato clava sus ojos en él. –Oh, es Roger.

-¿Quién? -pregunta Mali.

-Es uno de los estudiantes más destacados en los deportes. Dicen que tiene un record perfecto, y que cada vez que juega, invariablemente su equipo gana.

No pasa mucho tiempo para que Roger note la presencia de Tisca y se dirija a saludarla. -¡Pero si es Tisca! ¿No me digas que has venido a verme jugar? -le pregunta el deportista. 

-A decir verdad, no -le responde con toda naturalidad.

Ante esta escena Nendel no tarda en ponerse celoso, al igual que las animadoras que acompañan a Roger y lo animan detrás de él.

–Veo que estás tan linda como siempre –continúa Roger con sus galanterías.

-Pues, gracias -responde ella con desgano y sin asomo de emoción.

Nendel entonces trata de interponerse entre ellos y decir algo, pero al quedar frene a frente con la imponente presencia de Roger, quien en esos momentos sostiene una mirada seria, se retracta. -¿Tienes algo qué decir, renacuajo?

En eso, Roger hace un movimiento rápido con la mano pasando su puño muy cerca del rostro de Nendel, que a causa del sobresalto pierde el conocimiento antes de darse cuenta que Roger sólo había atrapado a una mosca con su palma, que casualmente revoloteaba por allí.

Con Nendel fuera de escena, Roger pone su atención en Mali. -¿Y quién es tu nuevo amigo? -pregunta a Tisca con desdén.

-¿Te refieres a Mali? Es nuevo en la ciudad.

-Ya veo… tú debes ser el nuevo estudiante del que todos hablan –afirma echándole una mirada de pies a cabeza-. Pareces del tipo atlético. ¿Qué dices, quieres hacer la prueba para ingresar al equipo?

-¡Seguro! ¡Suena divertido! –responde Mali sin chistar.

-¡No! ¡Espera! –repone Tisca, intentando detenerle en vano-. ¡Mali no sabe jugar fútbol soccer!

Al escucharla, Roger disimula una sonrisa maliciosa: “¡Perfecto! Dejaré en ridículo a este tonto y así no tendré que preocuparme de que intente impresionar a Tisca” -dice para sus adentros.

-Descuida -le asegura Roger, llevándose a Mali consigo hacia la cancha-. Yo le enseño a tu amigo. Soy un buen maestro.

-Hay no… -gimotea Tisca con angustia al verlos partir.

Detrás de ella no tarda en reaparece Nendel queriendo rodearla con el brazo. –No te preocupes, Tisca, todavía me tienes a mí a tu lado.

Antes de que Tisca pueda reaccionar, Capricia aparece y lo aparta de un manotazo en la cara al tiempo que ella y las amigas de Tisca se reúnen con ella. -¿Es cierto que Mali va a jugar un partido con Roger? –pregunta Capricia a Tisca con ilusión.

-Eso me temo… -le responde ella en tono desanimado.

-¡Esto se va a poner bueno! -anuncia Brenda.

-No sabía que Mali supiera jugar –secunda Caris.

-No, no sabe... –agrega Tisca en tono lastimero.

Ya en la cancha, Roger se pone frente a Mali haciendo girar el balón sobre su dedo como un profesional. –Escucha: en este juego lo importante es robar el balón al equipo contrario y lanzarlo a la portería enemiga –lo instruye, entonces lanza el balón al aire elevando los pies hasta hacer un giro de 360 grados, una vez con los pies en el aire, patea el balón con fuerza y lo lanza hasta la portería para finalmente aterrizar en el suelo de pie.

El despliegue de habilidad de Roger provoca una oleada de gritos eufóricos por parte de sus animadoras y del resto de los estudiantes espectadores.

-¿Eso es todo? -dice Mali algo decepcionado-. No entiendo el objetivo de esto, ¡pero voy a intentarlo!

-Bien, ahora trata de quitarme el balón y anotar en la cancha que está a mis espaldas –dice Roger colocando el balón en el suelo, y usando la suela de su zapato para detenerlo bajo su pie-. ¿Estás listo?

Estoy más que listo!

“Pobre iluso…” –piensa Roger, ocultando una disimulada sonrisa de confianza. -”En cuanto intente quitarme el balón, haré que se tropiece. Si lo pongo en ridículo frente a toda la escuela, no sólo ganaré el corazón de Tisca, sino que mi reputación como el mejor jugador de esta escuela se verá reforzada por todos estos perdedores

-¡Alla voy! –anuncia Mali en el momento en el que se lanza a la carrera hacia Roger y el balón.

Roger espera a que Mali se acerque hasta que lo tiene al alcance. “¡Ahora!” –piensa Roger, preparándose para interponer su pie entre el balón de Mali cuando éste repentinamente se barre de cuerpo entero y toma el balón con las manos para sorpresa de él y del público presente. Mali entonces corre con todas sus energías y a solo dos metros de la portería se lanza de frente con el balón aún en sus manos hasta que cruza la meta. Un silencio absoluto se apodera del lugar. Tisca entonces entra al terreno de la cancha, furiosa.

-¿¡Pero, qué crees que haces?! ¡Así no se juega el futbol soccer! -le reprocha.

-¿A, no? –responde con inocencia.

-¡Claro que no! ¡No puedes usar las manos para tocar el balón!

-¿No puedo? ¿Entonces cómo esperan que meta el balón en la portería?

-Tienes que usar los pies –interviene Roger con voz calma-. También se puede usar la cabeza y el pecho para darle impulso al balón, aunque principalmente se usan las piernas. Te diré lo que haremos: esta vez dejaré que tú tengas el balón para que te sea más fácil anotar, mientras tanto, yo trataré de quitártelo, ¿qué te parece?

-Está bien. ¡Comencemos de nuevo entonces!

“Esta vez te haré caer…” –dice Roger para sus adentros.

Mali entonces toma el balón y comienza a moverlo por la chancha con sorprendente destreza. Roger se prepara para recibirlo y cuando Mali se acerca a él, Roger se dispone a darle un puntapié en la espinilla en vez de intentar robale el balón.

En el último segundo Mali hace algo inesperado: Con el balón todavía rodando, da un gran salto de cara al piso, y antes de estrellarse de cabeza contra el suelo usa sus dos manos para amortiguar la caída en tanto que apresa al balón con sus pies, evitando así los pies de Roger por completo.

La audiencia enmudece al darse cuenta que Mali ha logrado burlar la defensa de Roger y éste ahora se dirige a la cancha opuesta corriendo de cabeza y sosteniendo el balón entre los pies. Finalmente Mali patea el balón, todavía de cabeza y anota un gol. A los estudiantes les toma un par de segundos en reaccionar para luego estallar con gritos de emoción, incluidas las animadoras de Roger.

-¿Qué pasó aquí? –se pregunta Nenderl, acomodándose las gafas con incredulidad.

-¡No puedo creerlo! ¡Es mejor de lo que esperaba! –agrega Capricia-. ¡Bien hecho, Mali! ¡Eres el mejor!

Pese a la emoción que Mali ha provocado en el público, Tisca se cubre medio rostro en un intento por ocultar su vergüenza.

-¡Oye, ese punto no cuenta! –replica Roger molesto en el momento en el que el entrenador hace sonar su silbato y da por válido el punto -¿Va a darlo por bueno! ¡Eso no se puede hacer!

El entrenador, no muy seguro de sí mismo le repone: -Bueno, técnicamente no está prohibido caminar con las manos –encogiéndose de hombros.

Resignado y con el orgullo herido Roger se da la vuelta para encarar a Mali. –Bien, te incluiremos en el equipo… pero, ¿qué te parece si duplicamos la apuesta? El que anote primero tres puntos antes que su adversario será el capitán del equipo, el perdedor deberá dejar el equipo, al menos por esta temporada, ¿estás de acuerdo?

Mali, que apenas lo estaba escuchando porque se encontraba jugando con el balón con las piernas, casi con la misma destreza que Roger hacía momentos antes, le responde distraídamente: -No sé de lo que estás hablando, ¡pero me gusta este deporte! ¡Sigamos jugando!

El partido está a punto de reiniciarse cuando de pronto Mali se quita los zapatos y los calcetines que lleva puestos.

-¿Qué estás haciendo? -pregunta Roger con incredulidad

-Oh, nada. Es sólo que sin estos molestos zapatos puedo sostener mejor el balón.

-¡Nada de eso! -le reprocha Roger para luego recuperar la conducta- Está bien... como tú quieras. Como tú ya anotaste el primer punto seré yo quien comience con el balón, ¿te parece? Y tú tendrás que quitármelo.

-Me parece bien -concuerda Mali.

A penas inicia de nuevo el partido, Roger driblea a Mali fácilmente y se dirige a toda velocidad hacia la portería enemiga. -“¡Mientras no pueda alcanzarme, no podrá quitarme el balón!”- razona Roger para sus adentros, entonces se da cuenta, no sin sorpresa, de que Mali no sólo le ha dado alcance, sino que lo ha hecho corriendo de cabeza.

Roger se prepara para defender el balón, pero en vez de intentar quitárselo, Mali se dedica a hacerle cosquillas con los dedos de los pies.

Incapaz de controlar la risa, Roger se detiene dejando rodar el balón rodar por su cuenta, lo que Mali aprovecha para enderezarse y conducir el balón hasta lanzarlo de una patada a la portería de Roger, adquiriendo su segundo gol.

-¡Punto para Mali! -anuncia el entrenador.

De inmediato Roger se recupera y le reclama al entrenador: --¡¡Eso no se vale!! –exclama fuera de sí.

Sin embargo, el entrenador defiende su postura. Al mismo tiempo, las amigas de Tisca junto con Capricia celebran con excepción de la propia Tisca. -¡Tragame, tierra! -clama ella.

Poco más tarde ambos se colocan en el centro de la cancha junto con el entrenador, quien se prepara para lanzar el balón hacia ellos. El último punto...” -piensa Roger- “¡Pase lo que pase, no puedo perder frente a un bufón como este!

Cuando el balón está en el aire, tanto Mali como Roger saltan al aire con la intención de atraparlo con la cabeza. Por un momento, Roger parece que será quien se adueñe del balón cuando repentinamente, Mali estira su lengua hasta arrebatárselo a Roger y se aleja velozmente.

Roger no tarda en ir tras él mientras Mali corre hacia la portería llevándose en la boca el balón mientras lo hace girar con su lengua. Roger corre a toda velocidad detrás de él hasta darle alcance e incluso logra sobrepasarlo llegar a la portería primero. Una vez en posición, se prepara para detener la ofensiva de Mali.

Mali continúa su trayectoria directo hacia él, y antes de estrellarse con su adversario succiona el balón con la boca y lo escupe con todas sus fuerzas. El movimiento toma por sorpresa a Roger quien se lanza a toda velocidad con la intención de detener el balón hastga que éste golpea en la cara. La fuerza del golpe es tan grande, que el balón continúa su curso hasta cruzar la portería. De inmediato Roger se levanta con la cara enrojecida por el golpe

Los estudiantes, así como las animadoras alzan a Mali en señal de triunfo y lo declaran el nuevo campeón de la escuela.

Horas más tarde, cuando el sol comienza a ocultarse, el único que queda en la cancha es Roger y su caballo, que en esos momentos se encuentra cerca de su dueño comiendo pastura tranquilamente.

-¡Juro que me vengaré de esto, Mali! -sentencia, todavía con el rostro enrojecido antes de que otro balón lo golpee en la nuca y lo derribe.



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