13 abril, 2019

Una historia de la jungla: Capítulo 26




Christopher, hermano menor de Tisca, tiene problemas para dormir, así que Mali y su hermana mayor deben hacerse cargo del asunto mientras su madre está ausente. Después de todo, ¿qué es lo que podría salir mal?




Noche de insomnio


Es de noche y todos en la mansión se preparan para dormir, incluyendo a Tisca, que en esos momentos se dirige a su habitación con el pijama puesto, lista para acostarse cuando un ruido proveniente de la oscuridad llama su atención...

-¿Alysa, eres tú? -pregunta ella, atenta a cualquier respuesta de su gata.

Repentinamente, de la oscuridad emerge caminando un soldado de juguete que funciona con baterías y se dirige hacia ella. La extraña visión hace que Tisca se desconcierte, por lo que decide apresurar el paso y cerrar la puerta de su habitación con llave tras de sí.

Creyéndose segura en su habitación, Tisca suelta un suspiro de alivio que no dura mucho, ya que no tarda en escuchar algo moverse en el interior de su amplio armario. Con manos temblorosas, pero decidida, Tisca se dispone a abrir la puerta del mueble, y al hacerlo, de entre las sombras asoma el rostro de un muñeco se le va encima. Tisca cae de bruces al suelo, asustada y lanzando un grito de terror el cual no tarda en ser acallado por la risa de un niño.

Una vez los ojos de Tisca se han adaptado a la oscuridad, ella puede distinguir a su hermano Chirstopher sosteniendo el muñeco por detrás sin dejar de reír.

-¡Christopher, qué estás haciendo en mi armario!

-Debiste ver la cara que pusiste -comenta el pequeño sin dejar de reírse.

-¡Mocoso malcriado! ¡Regresa a tu habitación antes de que despierte a mamá!

-¡No quiero! -reniega.

A empujones Tisca lo saca de su habitación hasta el pasillo, es entonces que se encuentra abruptamente con la cara de Mali, lo que vuelve a asustarla y la hace caer. Mali intenta hablarle, pero ella le lanza una pantufla directo al rostro que le hace callar.

Mali no parece inmutarse ante el golpe en absoluto, y a pesar de ello el golpe le deja una marca roja con el contorno de la suela.

-¿Sucede algo? ¿Por qué estás gritando tan tarde, Tisca?

-Ya tuve suficiente de ustedes dos. ¡Cada uno a su habitación!

-Es que... tengo miedo -se queja el pequeño.

Tras escucharlo, Tisca se calma un poco. -Está bien... Llamaré a mamá para que te cuente un cuento.

-¡Pero, quiero que tú me cuentes uno!

-Está bien, ve a tu habitación, iré enseguida -le ordena.

Progresivamente el chiquillo le obedece, dejando a Mali y a Tisca solos, entonces ella regresa a su habitación para buscar un libro en su estante. Mali no tarda en seguirle.

¿Por qué accediste a leerle un libro a tu hermano, Tisca?

Mientras busca en su librero ella le responde distraídamente. -Cuando era más pequeño, Chirstopher sufría de ataques de asma pese a estar bajo el cuidado constante de una enfermera. Esto le provocaba constantes pesadillas. Ahora ya no tiene esos problemas, pero el miedo a dormir lo acompaña hasta hoy día.

Una vez Tisca ha elegido el libro que llevará, ambos se dirigen a la habitación de Christoper, pero al tocar la puerta, en vez de ser recibidos por el niño, un helicóptero de juguete aparece en su lugar disparando dardos de goma a ambos. Tisca y Mali huyen por el pasillo tratando de evitar a toda costa los proyectiles. El helicóptero los persigue hasta la planta baja y por todo el jardín hasta que ambos no tienen más remedio que saltar a la piscina, empapando sus ropas de dormir. Poco después, ambos asoman la cabeza del agua con el rostro lleno de dardos de juguete adheridos a su piel. La risotada de Chistopher no tarda en escucharse detrás de unos arbustos.

Cuando logran salir de la piscina, y con las ropas empapadas, Tisca carga al niño con fastidio de regreso a la mansión.

-¡Muy bien, Christopher! ¡Si quieres que te leamos un cuento, vas a tener que comportarte!

-Está bien… -dice el pequeño sin reprochar.

Una vez han llegado al cuarto de Chistopher, Tisca se sienta al filo de la cama de su hermano y se dispone a leer el libro que ha elegido para él:

“Hace mucho tiempo, una chica se pasaba todas las noches contemplando el cielo, y terminó  inevitablemente por enamorarse de una estrella; la más brillante del firmamento. Un día, la luna, al verla como todas las noches frente a su ventana, le preguntó por qué se había enamorado de una estrella. La chica le respondió que el hombre que le había prometido matrimonio le había roto el corazón, y desde entonces prefería la compañía de las estrellas, porque podía confiar en que cada noche su estrella favorita brillaría sólo para ella, y que su luz distante continuaría iluminándola, incluso mucho después de que ésta dejara de existir. Así, un día ella dejó la tierra y se convirtió en una estrella fugaz, cumpliendo finalmente su anhelo de pertenecer al firmamento junto a su amada estrella”.

-...Fin -puntualiza Tisca al tiempo que alza la vista para ver a su Hermano, pero para su sorpresa sólo encuentra a Mali escuchándola con atención. -¿Dónde está Chistopher?

Mali no tarda en señalar al pequeño, quien en esos momentos se entretiene jugando absorto a un juego de video, no muy lejos de allí.

-¿Al menos me estabas escuchando, Chrstopher? -le reprocha ella, desconectando el aparato de la corriente apenas tiene oportunidad.

-Esas historias son para chicas, ¡no me gustan!

Hastiada, Tisca arroja el libro al suelo con fuerza.

-Bueno, ¿y qué clase de historias te gustan, Christopher? -interviene Mali.

En respuesta, Christopher trepa por una de sus repisas llenas de juguetes y figuras de acción hasta llegar a la sección de su colección de revistas y toma una de ellas, para luego proceder a mostrándoselas. -¡Las historietas!

Acto seguido el niño toma un casco de apariencia futurista de la repisa y se lo coloca en la cabeza, luego hace lo mismo con Mali. -Yo seré el capitán máximo, y tú serás mi ayudante, el justiciero vengador- Entonces se pone a leer...

“Es una tranquila noche de viernes en la ciudad umbral, y sus habitantes se preparan para pasar una velada frente al televisor cuando ¡Un extraño objeto baja del cielo hasta impactar en una de las calle! Presintiendo peligro, el capitán máximo y el justiciero vengador se apresuran a llegar al sitio. Allí, un espectáculo los espera cuando civiles y super héroes se dan cuenta que lo que ha caído no es un simple meteorito, sino ¡un hermanalgruñón, uno de los monstruos más temibles del universo conocido y desconocido, proveniente de la constelación amargón!”

Haciendo uso de su imaginación, Christopher se ve transportado al interior de la historieta en su papel de héroe, mientras que su hermana es representada como una mujer robótica que lanza fuego por la boca. “¡Deja mis cosas!, ¡Regresa a tu cuarto! ¡Ve a fastidiar a otra parte!” -Exclama el gigantesco enemigo con voz monótonamente robótica al tiempo que los héroes la combaten con ferocidad.

A ese punto Tisca interrumpe la lectura: -¡Un momento! ¿Por qué tengo que ser yo el monstruo?

-Tranquila, Tisca, es sólo un juego -asegura Mali en un intento por calmarla, a lo que ella reacciona quitándole el casco de juguete.

-Esto no está ayudando... -asegura ella con frustración y tirando de él, llevándolo a un lugar apartado de la habitación para que su hermano no los oiga-. Él solo quiere que juguemos con él. Mi hermano es muy listo, no olvides que el punto de esto es hacer que Chrsitopher se duerma.

-Entonces, ¿qué sugieres?

-En estos casos sólo queda una opción: ¡Consultarlo con internét! -dice sacando su teléfono intelligene para luego ponerse a buscar en la red una solución para el insomnio, algo que no tarda mucho en encontrar: -Veamos... “cinco soluciones que pueden servir contra el insomnio...” Primera solución: contar ovejas.

-¿Ovejas? -repone Mali, extrañado-. No sabía que criaban ovejas en la ciudad.

-¡Ya sé! ¡Tengo una idea! –exclama Tisca.

Más tarde, en el jardín de la mansión, Tisca llama a su hermano a salir de su habitación. -Oye, Christoper, ¿podrías venir un momento a la ventana?

En tanto su hermano se acerca, Mali, quien está vestido de oveja y medio escondido entre unos arbustos, en medio del jardín le reprocha a ella en tono lastimero. -Yo no creo que esto vaya a funcionar. Ni siquiera sé cómo hace una oveja. Lo único que conozco es el lenguaje de las cabras.

-Es lo mismo -le asegura ella a gritos desde la ventana-. ¡Prepárate, aquí viene Chrisopher!

Una vez está su hermano con ella, Tisca lo alienta a mirar por la ventana al tiempo que le da una señal a Mali. En ese momento él aparece y desaparece saltando entre los arbustos haciendo ruidos de cabra.

-¡Mira, son ovejas Christopher! ¿Por qué no me ayudas a contar cuántas hay en el jardín? -lo anima.

Apenas termina de preguntárselo, Mali nota la presencia de un helicóptero de juguete que se detiene frente a él y comienza a acribillarlo con ráfagas de bolas de pintura. Entre gritos, Mali no tarda en tratar de huir del helicóptero sin olvidar su papel de oveja, brincando por el suelo apoyado en sus cuatro extremidades y haciendo como cabra cada vez que las municiones lo alcanzan.

Al ver el lío desde la ventana, Tisca se da cuenta de que su hermano, a quien tiene a su lado controla el helicóptero a través de un control remoto, por lo que trata de arrebatárselo por la fuerza. La pelea sólo causa que el helicóptero persiga y ataque con mayor agresividad a Mali. Al final, Tisca y Christopher rompen el control remoto provocando que éste se salga de control y los ataque directamente a ellos también.

Poco después y con la ropa y el rostro cubiertos de pintura los tres se reúnen en la cocina. Tisca mantiene una expresión de pocos amigos que no puede ocultar al tiempo que consulta de nuevo el internet. -“Si contar ovejas no funciona” -lee Tisca- “Pruebe beber leche caliente con miel”.

Ya con una enorme jarra de leche con miel en la mesa, Christopher propone. -¡Hagamos un concurso a ver quién puede beber más leche, Mali!

-Claro, ¿por qué no? ¡Me encanta la leche! –dice él felizmente.

De ese modo Tisca y Mali convencen a Christopher de beber vaso tras vaso de leche tibia, lo mismo hace Mali. Tisca por su parte, se limita a observar a ambos. Al poco tiempo Mali se queda profundamente dormido recostado, con medio cuerpo en la mesa y roncando con fuerza mientras Christopher continúa bebiendo vaso tras vaso de leche sin mostrar señal de cansancio o somnolencia. Para cuando el contenido de la jarra se agota, el niño se auto proclama ganador del juego. Al ver esto, Tisca se limita a contener su ira y a no perder el control…

-“Nada como un relajante baño de sales minerales para relajar el cuerpo y descansar la mente cuando uno se dispone uno a dormir” -lee Tisca junto a la bañera con su hermano, a quien se dispone a tallar el cuerpo y el cabello, todavía manchados por la pintura, algo que Christopher no recibe con buen gusto, resistiéndose.

-¿Mali, por qué no vienes y me ayudas aquí? -le pregunta a Mali, quien se mantiene a prudente distancia del agua.

-¡No gracias! ¡Ya tuve suficiente por una noche! –asegura con cierto temor.

Mientras Tisca y Mali discuten, Christopher aprovecha la distracción de Tisca tomando una botella de shampoo, la arroja al agua y discretamente activa el jacuzzi de la bañera. No pasa mucho tiempo para que una capa de espuma cubra la superficie de la bañera, y para cuando Tisca se percata de ello, nota con sorpresa que lo que en realidad está tallando no es su hermano, sino un lagarto inflable de juguete.

-¡Chrisopher! ¡En dónde te has metido! -le grita, tratando de encontrar al pequeño entre la creciente espuma que pronto termina por desbordar por la bañera, expandiéndose a una velocidad alarmante por el amplio baño ante la mirada de preocupación de Tisca y Mali.

Entre tanto y con una toalla atada al cinto, Christopher sale sigilosamente por la puerta del baño y los encierra dentro hasta que la espuma comienza a desbordarse por las ventanas y también por debajo dela puerta del baño…

Tiempo después del accidente, de regreso en el cuarto de Christopher, y aún con burbujas en el cabello y la ropa, Tisca y Mali analizan otra solución.

-“Si todo lo anterior no funciona, el último recurso al que se puede recurrir al padecer insomnio es dejar al individuo exhausto con una sesión de ejercicio intenso” -lee Tisca en voz alta para entonces tomar un silbato del que hace uso y empieza una sesión de aerobics con Mali y Christopher como pupilos.

Al principio, los ejercicios que Tisca les impone son sencillos, pero esto cambia rápidamente, pues cada vez que terminan uno ella les exige hacer ejercicios más complejos y rápidos que ambos siguen sin ningún problema. Al final, la única que termina exhausta con el ejercicio es Tisca. No pasa mucho para que ella se rinda en su cruzada por hacer dormir a su hermano. En su rostro pueden notarse grandes ojeras debajo de los ojos a causa de la falta de sueño, algo que ni Mali ni Christopher presentan a diferencia de ella.

-Es imposible -admite Tisca, jadeante-. No hay manera de hacer que Christopher se duerma.

-¡Qué divertido! ¿Ahora a qué vamos a jugar? -inquiere Christopher, lo que enciende el mal genio de Tisca.

De un momento a otro ella recobrar sus fuerzas. -¡Es el colmo! ¡Con sueño o no te irás a la cama, Christopher!

-¡Guerra de almohadas! -proclama Christopher ignorando las quejas de su hermana mayor y lanzándole una almohada al rostro.

Ella responde de la misma forma lanzándole otra almohada a su hermano menor. Mali no tarda en unírseles al juego. La noche transcurre y las horas pasan rápidamente mientras ellos se divierten, ajenos al tiempo hasta que el sol comienza a asomar por el horizonte…

Tisca, completamente exhausta lanza un débil golpe a Christopher con su almohada un momento antes de caer sobre ésta y quedarse profundamente dormida. No lejos de allí yace Mali dormido, ya desde hace tiempo en el suelo y sin dejar de roncar. Christopher entonces se ve a sí mismo como el único despierto de la habitación. -¡Gane! ¡Les gané a ambos! -proclama con orgullo, entonces sus fuerzas se desvanecen repentinamente hasta dejarse caer dormido sobre su almohada, al lado de su hermana. Al poco tiempo Acanta entra a la habitación con la intención de despertar a Christopher.

-Querido, ya es hora de levantarse -saluda voz dulce y tenue a su hijo, como todas las mañanas antes de notar que ahí también se encuentran dormidos Tisca y Mali. Al notar el estado desordenado de la habitación, cuyo suelo está cubierto de plumas, no tarda en entender lo que ha sucedido.

-Ya veo, así que mi pequeño niño tuvo otra noche de insomnio. Me alegra que él y Tisca sigan siendo hermanos tan unidos... -comenta antes de cerrar la puerta. El sonido es suficiente para despertar a Christopher, quien cobra consciencia con energías renovadas.


-¡Ya es de día! ¡Oye, Tisca, Mali, vamos a jugar! –dice suplicante al tiempo que sacude a Mali y a su hermana con fuerza para despertarlos. 


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